Quien sigue semana a semana este breve comentario, sabe que el espacio de #LaEstampa se dedica a reflexionar sobre una imagen relevante y actual; una imagen que sea emblemática no solo de los tiempos que se viven sino de las noticias recientes. Esta vez vale la pena una excepción. #LaEstampa de esta semana no es el retrato de una noticia que ya ha ocurrido sino de una noticia que está por suceder. Es, en realidad, más que eso. Es una invitación.
#LaEstampa | Salir a votar
Es natural que las generaciones más jóvenes de México no tengan enteramente claro el milagro que es el voto en democracia. Mi generación misma (nací a mediados de los setenta) votó por primera vez en 1994, las últimas presidenciales que ganó el PRI antes de la transición a la plena transición a la democracia, cuando el IFE, precursor del INE, apenas cumplía cuatro años de fundado.
Aun así, ya sea por recuerdos personales o por relatos de nuestros padres, nosotros sabemos aquilatar el voto. Las generaciones jóvenes no tanto. Es asombroso pensarlo, pero en el 2021 votarán por primera vez mexicanos que no habían nacido cuando Vicente Fox ganó la presidencia. Para ellos, los tiempos de la dictadura perfecta no son ni un recuerdo.
Pero no por eso no existieron. Y los votantes jóvenes –y los no tan jóvenes– tienen la obligación de conocer la historia y defender lo conquistado.
México tardó mucho tiempo en consolidar una democracia. La que tenemos es joven y frágil. Y se le defiende de una sola manera: ejerciendo el voto. Pero no solo eso. A la democracia se le defiende votando con la cabeza, no con la víscera. A la democracia se le defiende asumiendo la boleta como el examen de quien gobierna y, de otra manera, de quien pretende gobernar. Es el acto más sencillo, individual y sagrado. Y el domingo es el día para demostrar que México no olvida su historia y cuida sus conquistas. Vaya usted a votar, querido lector.
___________________
Nota del editor:
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.