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Mucha indignación, ningún argumento

Ese se ha vuelto el modus operandi de este gobierno cuando se exhiben sus excesos o carencias: indignarse en lugar de argumentar.
mié 02 junio 2021 12:01 AM
ebrard the economist
El presidente y Marcelo Ebrard dieron respuesta a la portada de The Ecomist.

Lo que publicó The Economist ( https://econ.st/3i0NFLJ ) no es una nota, un reportaje ni una crónica. Es un editorial, es decir, un artículo que expresa una posición institucional a nombre de la propia revista o de sus editores. Asegurar que eso no es periodismo resulta, por decir lo menos, equívoco: el editorial es un género periodístico en el sentido amplio del término y todo tipo de publicaciones lo practica con frecuencia. De hecho, en enero de 2015 la propia The Economist publicó “El pantano mexicano” ( https://econ.st/3uy0VtQ ), un duro editorial que describía a Peña Nieto como “un presidente que no entiende que no entiende”. ¿Cuántos de quienes lo celebraron entonces optan ahora por desconocer –o hasta por deslegitimar como propaganda– ese mismo género?

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Además, The Economist nunca ha sido un espacio para el periodismo de investigación, tampoco para puntos de vista heterodoxos o matizados. Al contrario, desde sus orígenes siempre ha sido una revista de combate, abiertamente ideológica y militante de un liberalismo, digamos, muy a la inglesa –libertades individuales, mercados, orden, elitismo y una cierta visión imperial más o menos atemperada pero que de vez en cuando todavía asoma las plumas entre sus páginas. En 1852 Karl Marx la denominó “el órgano europeo de la aristocracia financiera”. Y aunque siglo y medio después ya no sea exactamente la misma revista, tampoco es tan diferente. Desde la década de 1980 hasta la fecha ha sido, con mucho éxito, la publicación insignia de la ortodoxia neoliberal.

Lo sorprendente no es que sea crítica con la gestión lopezobradorista; es, en todo caso, la indignada reacción del presidente y sus allegados al respecto. ¿Acaso esperaban otra cosa?

Por si fuera poco, The Economist no dice nada que no se haya dicho ya sobre la presidencia de López Obrador. Sobre la patraña de sus consultas, lo anacrónico de su política energética, su vocación militarista, su desdén por el conocimiento técnico, sus nulos resultados contra la violencia y la corupción. O sobre cómo México es uno de los países con mayor exceso de muertes por la pandemia y una de las más pronunciadas contracciones económicas en todo el mundo. El semanario enlista problemas puntuales, no los inventa ni los exagera, y denuncia la concentración de poder, la hostilidad contra la prensa y el debilitamiento de los contrapesos que han caracterizado al lopezobradorismo.

AMLO califica de "majadera" portada de 'The Economist' | #EnSegundos

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Llama, en consecuencia, a que los mexicanos voten por las oposiciones en el próximo proceso electoral, con el fin de limitar el poder del presidente, y a que el gobierno de Biden tome medidas contra el retroceso democrático que está en marcha al sur de su frontera. Las reacciones de López Obrador y el canciller, Marcelo Ebrard, no atajan ni uno solo de los señalamientos de The Economist. Se dedican a atacar al mensajero, no a contestar su mensaje. Alegan majadería, falta de ética e insensibilidad, en fin, cambian de tema o se salen por la tangente de la reprobación moral en lugar de refutar las críticas. La verdad es que tampoco sorprende, ese se ha vuelto el modus operandi de esta administración cuando se advierten sus excesos o carencias: indignarse en lugar de desmentir.

Ya no cabe esperar otra cosa. Sea cual sea el resultado de las próximas elecciones, la autodenominada “cuarta transformación” se ha quedado sin argumentos. La esperanza no es un sustituto de los resultados. Sus alardes de superioridad y sus descalificaciones no constituyen una respuesta razonable sino una rabieta de frustración e impotencia. En el recurso desesperado a ese mecanismo de defensa tan básico está el acuse de recibo de un golpe que no pueden contrarrestar. Lo dé quien lo dé… no tienen cómo ni con qué rebatirlo.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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