A pocos días de la jornada electoral más de 90 personas han sido asesinadas como efecto de la violencia política, se han registrado más de 500 agresiones a políticos y sus equipos de campaña, al tiempo que comunidades completas, como Apatzingán, Michoacán, se encuentran sumidas en el terror.
En contraste la autoridad federal apenas reconoce una fracción de esta violencia -34 candidatos finados y poco más de 100 agresiones-, carece de una estrategia para garantizar la integridad de los candidatos, de una jornada libre de violencia y critica a quienes levantamos la voz por este desastre.
Como si los vergonzosos números que ofrece el gobierno fuesen poca cosa, el presidente critica a activistas y medios de comunicación por señalar estos inaceptables índices de violencia.
México quiere cambiar, lo demostró en 2018 con su voto. Dado que la confianza depositada en las pasadas elecciones terminó en promesas incumplidas y proyectos fallidos, es hora que cada uno de nosotros razonemos bien el voto, que apoyemos a aquellas candidatas y candidatos que cuentan con propuestas claras y realizables y evitemos votar por violadores y partidos que inventan atentados para evitar hablar del fracaso de este gobierno.
De lo contrario, el país seguirá en el mal rumbo que nos lleva a estar en el peor índice de violencia, económico, de empleo, educativo, de salud, que los mexicanos recordemos.
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El autor es director general del Observatorio Nacional Ciudadano.
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