Corral es conocido por su intransigencia, protagonismo y poca capacidad para trabajar en equipo. Desde la legislatura pasada, cuando fungió como senador, era un secreto a voces que estaba peleado con panistas, priistas y perredistas. Que raaaro para un político que siempre lo ha tratado tan bien el erario, antes de ser gobernador, fue senador DOS VECES y diputado DOS VECES.
En el PAN lo ven como el traidor de la casa, y desde luego resta más de lo que suma. Los gobernadores del PAN y de la alianza federalista lo ven con reservas y por eso ya hasta se tuvo que deslindar de la GOAN. Y con el tiempo parece que el pleito con el gobierno federal por el agua fue pura pantomima para ganar reflectores y prensa gratis.
Gobernador visceral de pocos resultados
Paranoico y con vena impulsiva, Javier ya olvidó aquellos días que caminaba por las calles con Francisco Barrio. Ahora, no lo sacan del campo de golf.
Del panista sensato y opositor reflexivo, ya poco queda. Se olvidó de su lealtad al partido y de su prudencia democrática.
Ahora, como en el PAN ya no lo quieren, habla de construir una “nueva alternativa de oposición”. Eso sí, al mismo tiempo trabaja para Morena para entregarles la gubernatura.
Quizás su admiración sea porque le ha copiado el modelo el modelo al gobierno federal: cuando la gente comience a ver incompetencia ¡gritas corrupción para taparla!