En la compra de los trenes sucedió algo extraño, por decir lo menos, porque aquí no hubo ni austeridad ni compra de trenes. En mayo del 2010 se adjudicó directamente el arrendamiento y mantenimiento de 30 trenes por 17 años a la empresa CAF, por un monto de 1,500 millones de dólares; sin embargo, en su desglose de precios inicial, la empresa CAF señalaba que el costo por los 30 trenes sería de 420 millones de dólares más IVA. Es decir, el precio se encareció más de 300 veces. Pero además, el contrato se adjudicó directamente a la empresa CAF sin hacer una licitación, lo cual tuvo que haberse hecho por ley; de hecho, la empresa francesa Bombardier, dedicada a la construcción de trenes, impugnó esta adjudicación directa argumentando que había sido ilegalmente excluida del proceso, pero un juzgado desechó la impugnación señalando que la empresa Bombardier no tenía interés jurídico para intervenir en la adjudicación del contrato. ¿Se imaginan que una empresa dedicada a hacer trenes no tenga interés jurídico en concursar por un contrato de 1,500 millones de dólares para hacer trenes?
Otra irregularidad fue que el precio de pago para CAF se pactó en dólares y no en pesos, sin establecerse un tipo de cambio base, es decir, que cada mes pagábamos más y más por la constante y sostenida devaluación del peso frente al dólar. Si tienes ganas de hacer cuentas, te invito a que hagas ésta: en 2013 el tipo de cambio oscilaba alrededor de los 12.60 pesos por dólar, hoy está en $20.22; con un pago de 1,500 millones de dólares, la diferencia es un dineral. ¿Qué pasó con esas ganancias derivadas del tipo de cambio?, ¿en qué se invirtieron?, ¿quién se las quedó?
Pero lo más raro es que los trenes no se compraron, sino que se rentaron. Al respecto, en una comparecencia ante la Cámara de Diputados, Mario Delgado, Secretario de Finanzas del GDF de aquel entonces, dijo que “los trenes se arrendaron en vez de ser comprados porque la ciudad no tenía los recursos para adquirirlos de contado”, sin embargo, el arrendamiento y mantenimiento de los trenes no se pagó de contado, sino a meses. A Mario Delgado no se le movió un pelo para comprometer recursos de la Ciudad de México por 17 años (2010-2026), para comprar algo que no se compró, 300 veces más caro, sin hacer concurso y en dólares sin tipo de cambio establecido. El colmo es que parece no haber documentos que acrediten los gastos derivados de este servicio y que cubran los 1,500 millones presupuestados. ¿Qué pasó con esos recursos? ¿Qué pasó con la austeridad?
A lo anterior se suman otras irregularidades, algunas producto de las mencionadas más arriba, como que los trenes no se adaptaban a los rieles, los convoyes eran muy pesados, las curvas no se trazaron adecuadamente en varios puntos del recorrido, la fricción de las ruedas con las vías creaba un exceso de vibración en las estaciones y que varios materiales no cumplieron con la calidad necesaria.
El 30 de octubre de 2012, diez meses después de lo originalmente previsto, se inauguró la Línea 12, aunque fue una inauguración de chocolate porque no estaba lista y se acordó la entrega definitiva nueve meses después. Pero eso no era lo importante, lo importarte era que el Jefe Ebrard saliera en la foto con el Metro de fondo.