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#ColumnaInvitada | Constitución: la hora de la verdad

Ante nuestros ojos, se ha perpetrado un artero ataque a la Constitución; ampliar el periodo del presidente de la Corte significa la destrucción de la división de poderes.
sáb 01 mayo 2021 11:59 AM
AMLO-Zaldivar
El presidente ha mostrado su "cercanía" con la SCJN.

Seguramente usted, amable lector, está igual de sorprendido como su servidor de lo que estamos viviendo en el país. El país no estaba exento de problemas, pero en tan sólo dos años la descomposición que se ha generado es brutal. El panorama es desolador a la hora de ver los datos duros en temas como salud, economía, inseguridad, corrupción, impunidad, violencia, educación, medio ambiente, pobreza, infraestructura, etc. Tienes que buscar con gran persistencia para encontrar algún avance, mientras que los retrocesos son abundantes.

Y lo que pasa es que la situación se empeora día con día. Hemos visto con gran preocupación cómo, a pesar de los grandes retos que el país enfrenta, se sigue apostando a polarizar, a dividir, y a derrochar recursos en proyectos inviables. Ni siquiera para la vacunación hay dinero u orden. Todo se maneja con una lógica electoral de vindicar un discurso de venganza y ataque a fantasmas del pasado. Pero ahora incluso han apretado el paso para enrarecer más el ambiente nacional.

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Ante nuestros ojos, se ha perpetrado un vil y artero ataque a la Constitución y a la independencia del Poder Judicial. La aprobación por la aplanadora de los legisladores de Morena en el Congreso de la Unión y publicación por el Ejecutivo de la iniciativa por la cual en un artículo transitorio se infringe un precepto expreso constitucional (ampliar en dos años el plazo de permanencia de los integrantes del Consejo de la Judicatura Federal y del Presidente del máximo tribunal) constituye en los hechos la destrucción del régimen de división de poderes.

Implica el que el Presidente controla los tres poderes puesto que el Poder Judicial obedecerá su mandato (y caprichos) a cambio de que acepten quedarse dos años más en sus puestos, sin importar lo que dice la Constitución.

Si de por sí es impresentable que la Corte haya servido en los hechos como la congeladora de los más de 20 expedientes en que se cuestionan decisiones fundamentales del gobierno federal que infringen la Constitución en forma evidente (y el silencio constituye una complicidad expresa con la aberración jurídica de dichas acciones), el ahora prestarse a que le deban al Presidente y su partido la permanencia en sus puestos, se crea un nivel de sumisión inaudito e inaceptable.

El dique de contención que es probablemente el único freno a los abusos y excesos de este gobierno está en riesgo. El hecho de que cualquier ciudadano o persona moral vea truncados sus derechos para que se le proteja ante un exceso de la autoridad constituye en los hechos una manera en que desaparecen los balances y hay solamente un poder hegemónico y absoluto en control de una sola persona - YSQ.

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Las cuentas son delicadas. Estamos aún en el momento en que se interpondrán acciones de inconstitucionalidad por parte de las minorías legislativas y que el asunto deba resolverse por la propia SCJN. Se viene una crisis constitucional si el tribunal no actúa con solvencia y rectitud como órgano colegiado.

El Presidente de la SCJN se deberá abstener por obvio conflicto de interés, pero la forma en que lo haga es trascendente, pues a esta fecha no ha dejado claro que su respaldo es hacia la Constitución y no hacia el inadmisible “regalo” que le hacen.

Y también importante ver lo que hacen los demás ministros. Tristemente, con que tres ministros más decidan no favorecer la declaratoria de inconstitucionalidad se configurará y cimentará el arrebato del Presidente y el cisma nacional. Se quitará las caretas de lo que es, simplemente una persona que no quiere sino el poder como tal, haciendo a un lado hasta el instrumento más importante de orden y convivencia nacional.

No podemos dejar de señalar que en fechas recientes gracias al valor de Jueces de Distrito se han obtenido suspensiones contra disposiciones legales que evidentemente lesionan derechos humanos fundamentales, como son los casos de energía eléctrica, datos biométricos y en fecha próxima hidrocarburos. Sin ese control, los daños que se podrían cometer serían descomunales. Esa línea de defensa se debilita o diluye en el momento que los encargados de vigilar, sancionar, remover y designar a juzgadores obedecen ya a los designios del Presidente, mismo que en forma directa ha criticado implacable y abiertamente a todo quien osa contradecirlo, jueces incluidos.

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Por ello nuestra preocupación no es teórica, sino absolutamente vigente y urgente. No nos apetece hablar de una posible dictadura, pero tristemente vamos corriendo hacia allá. En las siguientes semanas tenemos eventos emblemáticos para el futuro inmediato del país en que se definirá si el país es una democracia o una dictadura. Los ministros deberán hacer lo que corresponda en su terreno.

A los ciudadanos nos tocará definir la mejor alternativa en cada lugar donde se vote el 6 de junio próximo. La responsabilidad es definitiva e irrepetible. No podemos fallar pues todo está en riesgo.

#VotarParaBotarlos #NiUnVotoParaMorena #SiPorMexico

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Notas del editor:

Juan Francisco Torres Landa es Miembro Directivo de UNE.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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