La agenda alimentaria plantea retos complejos que necesitan de una respuesta inmediata para evitar que millones tengan que sobrellevar carencias nutricionales como parte de sus vidas diarias. En este sentido, quiero resaltar que este será el tema central de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas que tendrá lugar este septiembre. En este contexto, he podido involucrarme en los procesos de la Cumbre como parte de la Red de Campeones, un cargo honorario que conlleva la responsabilidad de velar por los objetivos de la Cumbre y la reforma de los sistemas alimentarios acorde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Los sistemas alimentarios son parte de la realidad cotidiana de las personas, y hay que señalar que cualquier acción que tomemos en este sentido tiene el potencial para lograr un cambio positivo en sus vidas. Estos sistemas agrupan todas las actividades que conlleva el producir, procesar, transportar y consumir alimentos. Por esa razón, poner una alimentación saludable al alcance de las familias también aporta a su seguridad, a su salud, y a sus finanzas. Dado que los parlamentarios tenemos la facultad de trabajar en la implementación de los acuerdos y traducirlos en beneficios para las personas a las que representamos, tengo el propósito de involucrar a la comunidad parlamentaria en los procesos de la Cumbre.
He constatado el valor de la aportación que pueden hacer los parlamentos en este sentido. Un ejemplo está en el Frente Parlamentario contra el Hambre en América Latina y el Caribe: su trabajo se centra en proponer legislación, políticas públicas y mejores prácticas. Han logrado impulsar legislación sobre nutrición y alimentación en 10 países de la región, con más de 50 iniciativas legislativas y la aprobación de más de 20 leyes en la materia.