Por supuesto que la DEA discrepará la aprobación de reforma. La DEA, una de estas agencias de seguridad, se ha acostumbrado a la clandestinidad en sus operaciones en territorio nacional que no quiere ser regulada. Argumenta su clandestinidad por desconfianza al gobierno mexicano, o que el intercambio de información comprometería la seguridad física de sus agentes. Otras agencias estadounidenses sí son respetuosas de las formas políticas, de las relaciones institucionales y del respeto a la soberanía nacional, pero no es el caso de la DEA.
México debió regular la presencia de agentes extranjeros armados desde el Caso Camarena. La muerte del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena –en 1985 en Guadalajara– fracturó la relación bilateral de seguridad por años cuando el gobierno mexicano no tenía conocimiento de agentes extranjeros infiltrados en cárteles del narcotráfico. Poco a poco la relación bilateral de cooperación en materia de seguridad mejoró, para que ambos países trabajaran a favor de la seguridad regional, pero quedó claro que la confianza es difícil de restablecer en la relación México-EEUU. En ese momento se necesitó establecer reglas claras en materia de cooperación de seguridad, para evitar consecuencias políticas en la relación bilateral a partir de las operaciones de agentes extranjeros en territorio nacional, especialmente si dichas operaciones salen mal. Hoy, 35 años después, al fin se somete a regulación.
El 15 de octubre de este año, el General Cienfuegos fue detenido en Estados Unidos, acusado por la DEA de cargos de narcotráfico. Precisamente, el más alto funcionario militar que se negó a que la Secretaría de la Defensa Nacional colaborara con esta agencia. En cambio, fue la Marina la que sí se prestó a colaborar con dicha agencia, como ya lo ha hecho desde años, especialmente en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
El arresto del General Cienfuegos ocasionó un cisma en la relación bilateral que tocó fibras sensibles de tipo político y diplomático y que tendrá consecuencias en la colaboración por el resto del sexenio. La reforma a la Ley de Seguridad Nacional es una de ellas. Asimismo, aumentó la desconfianza en los militares mexicanos, y aunque marche la diplomacia militar mexicana sin novedad, ya no será como antes en términos de confianza. Asimismo, generó un extrañamiento diplomático por parte de la Cancillería, así como una atenta petición de información del Senado de la República, las cuales no fueron respondidas por los EEUU.