Así como esta reforma constitucional, las prioridades de la Cuarta Transformación ya son derecho positivo en la Carta Magna, blindando así el acceso a la salud y educación universales, la austeridad republicana, la justicia laboral, la revocación de mandato, la participación de las fuerzas armadas en materia de seguridad pública, entre muchas otras prioridades más que en su oportunidad las distintas entidades federativas tendrán que armonizar para emitir las legislaciones locales respectivas.
Hemos avanzado mucho, pero aún tenemos grandes retos: el primero de ellos es el de la percepción vinculada a la seguridad pública, en esta triada institucional entre el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional como entes de proximidad, confianza y certidumbre, logrando disminuir aún más los índices delictivos, algo que acercará más a los inversionistas y a la población en general sobre los resultados que el propio presidente López Obrador desea, por ello la naturaleza de las mesas para la construcción de la paz que se desarrollan a nivel federal y estatal en alusión a la reunión que encabeza el Presidente con el gabinete de seguridad en pleno, todos los días a las seis de la mañana.
El presente titular del ejecutivo es un humanista y creyente de la importancia de que la política debe usarse para servir al prójimo, por ello y con la intención, se publicó para su lectura como recomendación pública la “Guía Ética para la Transformación de México” que hoy se convierte en un documento esencial de su doctrina, siendo un principio progresista pero también de elemental inteligencia en las relaciones humanas.
El otro reto fundamental es lograr consolidar un nuevo equilibrio entre economía y salud, motivado por el COVID19, campo en el que el Presidente López Obrador ha dado muestras claras de ser el mejor estadista en los últimos 50 años del país.