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#ColumnaInvitada | Tenemos que hablar sobre las drogas

Mientras nuestro país vecino pone el tema de las drogas en la discusión pública y avanza hacia la regulación, aquí simplemente no está a discusión.
jue 12 noviembre 2020 02:26 PM
(Obligatorio)
En Estados Unidos, los votantes también sufragaron por la legalización de determinadas sustancias que se usan en drogas.

Entre la anticipación y la ansia por los resultados de la elección presidencial estadounidense de la semana anterior, otro resultado ha pasado inadvertido: en varios estados, los votantes se manifestaron a favor de liberalizar la política estatal sobre el uso de la marihuana.

Se aprobó la legalización de la marihuana con fines recreativos en iniciativas sometidas a consulta ciudadana en los estados de Arizona, Dakota del Sur, Montana y Nueva Jersey; sumando 15 el número de estados que toman una decisión en este sentido. Por otro lado, los ciudadanos de Misisipi, y también Dakota del Sur aprobaron el uso de la marihuana con fines medicinales: se unan a más de 30 estados que ya lo han hecho.

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Otras iniciativas que también fueron aprobadas por los votantes dieron un paso más allá: en la capital, Washington D.C., se despenalizó la psilocibina (un ingrediente activo en los hongos alucinógenos) y en Oregón se despenalizó la posesión en cantidades menores de otras drogas ilícitas además de la marihuana, como la heroína, la cocaína y las metanfetaminas.

Aquí no importó el color rojo o el color azul. En estos distintos lugares, no se votó a favor del mismo candidato presidencial, pero aun así comparten un consenso: hay que repensar el statu quo sobre el uso de las drogas.

La aprobación de estas iniciativas por el electorado de estos estados no es más que una de las pruebas más recientes de un viraje drástico en la política sobre drogas estadounidense. Recordemos que no era hasta hace poco que prevalecía un discurso beligerante que hablaba de una guerra contra las drogas desde la administración del presidente Richard Nixon. Ahora, bajo el reconocimiento de que el enfoque prohibicionista no ha dado buenos resultados, se busca que la ciudadanía tenga un debate abierto y crítico sobre la política de las drogas.

Ahora EE. UU. aborda esta situación no como un tema de seguridad, sino como un tema de salud pública; una situación que es patentemente contraria a la que persiste hoy en día en México. Mientras nuestro país vecino pone el tema en la discusión pública y avanza hacia la regulación, aquí simplemente no está a discusión. El problema es que la inacción ya ha pasado factura. Por desgracia, son miles de personas las que han perdido la vida (y en algunos casos, muertes sumamente violentas) derivado de actividades del narcotráfico.

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En vista de esto, ¿por qué no pensar en alternativas? La despenalización de las drogas es un inicio, y esto implica eliminar las sanciones penales por la mera posesión de cantidades menores. Una medida que sería un paso adelante para superar estigmas y prejuicios, un paso necesario para pensar en el uso de las drogas como en lo que en realidad es: un asunto de salud pública.

Pero es necesario puntualizar que si optamos por la despenalización, no necesariamente se está promoviendo el consumo. Esto no se trata de evadir responsabilidades o buscar salidas fáciles. Más bien, despenalizar es entender que este debate no se va a ganar a través las armas y las balas, pero sí con inteligencia y prevención. Es entender que los adictos quieren rehabilitación y no criminalización. Insistir en mantener el mismo enfoque acarrea consecuencias que no deberían ser admisibles; por ahora, el crimen organizado recluta a nuestros niños y adolescentes. Por esto, es imperativo que busquemos soluciones desde nuestra sociedad. Tengamos un debate ciudadano, con apego a la evidencia científica y con conciencia de los alcances sociales de esta problemática. Nuestro país lo necesita.

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Nota del editor: la autora es diputada federal, fue presidenta de la Unión Interparlamentaria.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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