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No al cambio del IEPS para bebidas alcohólicas

Los cambios que Morena y los empresarios tequileros y mezcaleros están proponiendo para el IEPS afectan a los más pobres y ponen en riesgo la salud.
lun 19 octubre 2020 11:59 PM
bebidas alcohólicas SAT industria
La industria de las bebidas alcohólicas pretende un cambio en los impuestos.

La industria de las bebidas alcohólicas ha cabildeado incansablemente un cambio al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para las bebidas alcohólicas. Piden cambiar el IEPS de ser un impuesto ad-valorem, a ser una cuota fija. Es decir, piden que el impuesto deje de calcularse con base en el precio de las bebidas alcohólicas y comience a calcularse con base en la cantidad de alcohol puro que contienen las bebidas.

La industria ha vendido la idea de que este cambio es positivo con mentiras, malinterpretaciones o verdades a medias.

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Un IEPS de cuota fija es una mala idea por tres razones:

Primero, porque equivale a reducirle el impuesto a los más ricos y subirle los impuestos a los más pobres.

Actualmente, el impuesto esta diseñado para que las bebidas alcohólicas de lujo paguen más. Por eso, el 74 por ciento de la recaudación del IEPS proviene de consumos hechos por el 10 por ciento de la población más rica de México. Ello convierte al IEPS de bebidas alcohólicas en el impuesto más socialmente justo de México. El segundo impuesto más socialmente justo es el ISR con el 58 por ciento de los impuestos recaudados del 10 por ciento de las personas más ricas de México.

El cambio que propone la industria hará que los productos alcohólicos que consumen los más ricos, reduzcan su pago de impuestos en más del 95 por ciento (SHCP 2020). Por ejemplo, si se siguiera la propuesta de la industria, un ron “Zacapa Centerio” que hoy cuesta $2,500 pesos, solo pagaría $46 pesos de impuesto, y un brandy “Jaime I” que hoy cuesta $1,900 pesos, solo pagará $41 pesos.

Segundo, el cambio al IEPS que desea la industria es negativo porque, de acuerdo con los cálculos de la Unidad de Política de Ingresos Tributarios, reduciría la cantidad de dinero recaudada entre 15 y 20 mil millones de pesos. Esto equivaldría a perder la totalidad del dinero que México tiene para comprar la vacuna del COVID-19 en 2021.

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La industria de las bebidas alcohólicas argumenta que no se perderá recaudación con base en verdades a medias. Por ejemplo, dicen que el nuevo impuesto será más fácil de calcular, y por ello se prestará menos a que la industria lo evada. Dicen también que cuando bajen los precios habrá menos alcohol adulterado.

Ambos argumentos son débiles, por decir lo menos. Con tal lógica se deberían dejar de sancionar delitos cuyas pruebas son difíciles de reunir porque así habría menos crímenes. La evasión fiscal y la producción ilegal de alcohol, como cualquier delito, no se eliminan reduciendo los impuestos sino asegurándose de que haya una buena implementación de la ley.

Tercero, el cambio en el IEPS es negativo porque podría aumentar el consumo de alcohol y tener efectos graves en la salud.

La industria ha convencido a varios legisladores de que el cambio al IEPS no aumentará el consumo con base en una muy selectiva lista de estudios y citando el hecho de que otros países tienen un IEPS como el que la industria desea. Países en los que, por cierto, existen industrias cabilderas aún más fuertes que la mexicana.

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La realidad es que si lo que se quiere es reducir el consumo de alcohol, lo que se debe hacer no es eliminar el IEPS ad-valorem y substituirlo por uno de cuota fija, sino agregar al IEPS ad-valorem un IEPS de cuota fija. Es decir, convertir al IEPS en un impuesto mixto.

Esto es común en Latinoamérica. De 18 países analizados por CEPAL (2019), 15 tienen impuestos ad-valorem o mixtos, y solo tres países tienen impuestos de cuota fija. Estos tres países, Ecuador, Honduras y Panamá, tienen un porcentaje de recaudación por el impuesto a bebidas alcohólicas menor que el de México.

Eliminar el IEPS ad-valorem y substituirlo por uno de cuota fija equivale a cobrarle menos impuestos a los ricos, reducir la capacidad del estado para proveer servicios de salud, y potencialmente también incrementar el consumo de alcohol.

México no puede darse el lujo de tomar esta medida cuando sabemos que las enfermedades del hígado por consumo del alcohol son una de las principales causas de pérdida de años de vida por mortalidad temprana.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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