La detención del General Cienfuegos constituye un duro golpe a la imagen institucional de la Secretaría de la Defensa Nacional, pero también abre una profunda herida en la “moral” de las tropas, o sea, en el estado anímico de los integrantes de esta noble institución. ¿Por qué?, porque día a día hombres y mujeres arriesgan su vida para cumplir con las misiones que tiene asignado el Ejército y Fuerza Aérea de acuerdo a la Constitución Política y a las leyes que de ella emanan, pero para poder cumplir eficazmente con estas tareas necesitan un liderazgo y esa figura recae precisamente en el militar de más alto grado y cargo dentro de la Institución, en este caso –en su momento– en el General Cienfuegos.
La noticia tomó por sorpresa a la gran mayoría de mexicanos, incluida a la propia clase política, porque el General Cienfuegos es un hombre con una extensa carrera militar, una excelente hoja de servicios, entre las que destacan diversas comisiones que desempeñó como Comandante de la Primera, Quinta y Séptima Regiones Militares, Director del Heroico Colegio Militar, Agregado Militar de la Embajada de México en Japón, Inspector y Contralor General del Ejército y Fuerza Aérea y Oficial Mayor de la Sedena.
Se trata de un hombre enérgico, pero flexible ante las necesidades humanas, amante de la rígida disciplina militar, pero justo a la hora de aplicar los castigos, por eso, son desconcertantes las graves acusaciones vertidas en su contra: tráfico de drogas, conspiración y lavado de dinero, que no han sido probadas y que tiene que operar a su favor el principio de presunción de inocencia, sin embargo, en caso de probarse, implicarían una grave falta en contra de la confianza que la Institución depositó en él.
Este caso, que todavía se presta a la especulación, tiene varias aristas que dejan muchas dudas: ¿si el General Cienfuegos tiene vínculos con el narcotráfico, por qué no existe ninguna carpeta de investigación en su contra en México? Si las acusaciones por narcotráfico están fundadas en imputaciones hechas por testigos protegidos, ante la Corte de Brooklyn en Nueva York, ¿qué confianza se les puede dar a estos testimonios al tratarse de delincuentes confesos, que solo buscan beneficios económicos o procesales? ¿Por qué la DEA esperó dos años, una vez que terminó el cargo del General Cienfuegos para acusarlo de cargos criminales en Estados Unidos? ¿Es verdad que el Gobierno de México, no sabía que el General iba a ser detenido en Estados Unidos?