La matanza de Tlatlaya y la defensa del general
La madrugada del 30 de junio de 2014, un total de 22 personas murieron a tiros en un bodega en una bodega en San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México.
La versión de los militares del 102 Batallón de Infantería indicaba que realizaba labores de reconocimiento sobre la carretera Federal Número 2 cuando pasaron frente al inmueble en obra negra y sin puerta. Uno de los sargentos se percató que al interior una persona estaba armada, por lo que informó a sus compañeros.
La narrativa oficial sostenía que fueron agredidos por los civiles que se encontraban en la bodega, por lo que repelieron la agresión y como saldo las 22 personas murieron. El general Cienfuegos defendió en varias ocasiones la versión oficial en entrevistas con medios de comunicación nacional.
Investigaciones periodísticas pusieron en duda la narrativa dada por los soldados y una sobreviviente del ataque acusó que fueron ellos quienes agredieron a los civiles cuando dormían.
De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) –institución que emitió la recomendación 51/2014 por el caso–, el intercambio de disparos duró entre cinco y 10 minutos porque “las personas al interior de la bodega se rindieron rápidamente”.
El 22 de octubre de ese año, el ombudsman Raúl Plascencia informó que de las 22 personas civiles que perdieron la vida, 15 fueron ejecutadas por la Sedena, entre ellas, tres adolescentes.
Por el hecho, ocho militares fueron detenidos, pero quedaron en libertad en mayo de 2016 y en octubre de 2019 un juez ordenó reaprehender a siete de ellos.