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#LaEstampa | López-Gatell y el juicio de la historia

El subsecretario de Salud tardó poco en contagiarse de conspiracionitis; para él, como para el presidente López Obrador, nunca hay un crítico legítimo, escribe León Krauze.
jue 10 septiembre 2020 11:59 PM
López-Gatell
El subsecretario López-Gatell dijo este miércoles que los exsecretarios de Salud debían haber presentado antes su plan para contener al COVID-19 si creen que en efecto puede funcionar.

A mediados de la semana, seis exsecretarios de Salud publicaron un análisis sobre la gestión de la pandemia en México que ofrece una crítica bien fundamentada al trabajo que encabeza el subsecretario Hugo López-Gatell y sugiere una lista de medidas para aminorar el impacto del virus en la sociedad mexicana.

Se trata de un documento serio y bien planteado que merecería una discusión equivalente, dentro y fuera del gobierno de México. Por desgracia, la respuesta inmediata del ubicuo subsecretario López-Gatell ha sido muy diferente.

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En la conferencia vespertina del miércoles, López-Gatell cuestionó los motivos detrás del documento; sugiriendo, con esa sutileza que a López-Gatell seguramente le parece agudísima, que quizá los autores tenían algún tipo de intención política ulterior.

No solo eso. López-Gatell también ironizó sobre las recomendaciones del documento. “Si hay una fórmula tan innovadora, hubiera sido bueno que la presentaran antes”, dijo López-Gatell, para luego sugerir que, tal vez, los exsecretarios deberían buscar una patente para las 14 recomendaciones que incluye el documento. “Les mando un saludo a los secretarios”, remató.

Alguna vez, en este mismo espacio, reflexionábamos sobre la sonrisa de López-Gatell, esa extrañísima muestra de alegría y entusiasmo que, en el responsable de controlar una pandemia que en México nunca ha estado bajo control, se antoja, por decir lo menos, fuera de lugar. Pero poco se ha escrito de la intolerancia de López-Gatell a la crítica.

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El subsecretario tardó poco en contagiarse de conspiracionitis. Antes que atender la crítica y las sugerencias de sus antecesores y colegas, López-Gatell prefiere cuestionar sus intenciones. Como ocurre con el presidente López Obrador, para López-Gatell parece que no hay crítico legítimo, solo antagonista encubierto. Es una pena que así sea.

Un gobierno eficaz rara vez tiene tiempo para la tendencia masturbatoria a la conspiración. Cuando han muerto casi 70,000 personas y los contagios no terminan, muchísimo menos. El límite de la soberbia siempre es el juicio de la historia. Y ese, desde ahora, le devuelve el saludo a Hugo López-Gatell.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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