En México hemos escuchado algo parecido. El presidente López Obrador ha comenzado a usar el mismo argumento de Trump. “Tan bien que íbamos y se nos presenta lo de la pandemia”, dijo López Obrador hace unos días. La coincidencia con Trump no es casualidad. Los presidentes de México y Estados Unidos se parecen cada vez más. A ninguno le gusta la crítica ni la prensa libre. Y a ninguno le gusta reconocer errores. Como Trump, López Obrador insiste en victimizarse frente a la pandemia. Todo iba bien, pues, hasta que nos llegó el virus.
Ambos presidentes se equivocan al resistirse a asumir el compromiso que les corresponde. El virus podrá no haber sido responsabilidad de ninguno de los dos, pero las consecuencias de la respuesta de cada uno a la encrucijada de la pandemia sí lo son.
Ni Estados Unidos ni México son barcos a la deriva y los hombres al timón deben aceptar las consecuencias del cargo.