Como ha quedado claro en la convención virtual de esta semana, el partido pertenece a Donald Trump. Pero la influencia de Trump es muy superior a la que en su tiempo tuvieron otros estandartes, como Reagan y Bush. Como prueba basta la lista de oradores de la convención republicana, que incluye a los cuatro hijos adultos de Trump, además de la primera dama e incluso la novia de Donald Trump Jr., el hijo mayor del presidente de Estados Unidos. Todos congregados con un solo objetivo: defender no solo el gobierno de Trump, sino a la figura misma del presidente.
Tan llamativo como la cantidad de familiares del presidente es la ausencia de voces diversas del partido. En el 2012, en la convención que nominó a Mitt Romney a la presidencia, los republicanos convocaron a los senadores, gobernadores y congresistas del partido, representantes de distintas vertientes ideológicas dentro del movimiento conservador, y a varias generaciones diferentes, todos unidos bajo la carpa del partido.
A la convención del 2020 solo han asistido los leales a Trump, sus feligreses y acólitos apasionados. Esto incluye, de manera particularmente escandalosa, a miembros del gabinete de Trump.
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