Caso Lozoya: ¿la novela criminal que todos esperamos?

La novela documental criminal con mayor seguimiento en tiempos contemporáneos, sin duda, tuvo su origen cuando Marcelo Odebrecht confesó ante la corte de Nueva York en el 2016 que la empresa Odebrecht había sobornado por casi 788 millones de dólares para obtener licitaciones de obras públicas a funcionarios de gobiernos de 12 países de Latinoamérica y África, entre los que se encuentra también México [1] . La trama del caso comenzó a tener relevancia pública pues, por primera vez en la historia, países latinoamericanos como Brasil y Perú han alcanzado a llevar a la justicia a funcionarios de altísimo nivel, para evitar que estos actos queden impunes y que los hechos se repitan.

No es poco conocido que los éxitos en el juzgamiento de casos de corrupción son una excepción y no una regla, especialmente en América Latina. Pero si nos remontamos a cuáles han sido las claves de éxito de estos casos, a primera vista identificamos las siguientes:

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1. Liderazgo de los funcionarios a cargo del caso, que en Brasil fue el exjuez Sergio Moro y exfiscal Bladimir Aras y, en Perú, a cargo de los fiscales Rafael Vera y José Domingo Pérez.

2 Coordinación entre instancias estratégicas, tales como las Unidades de Inteligencia Financiera, así como expertos en técnicas de investigación compleja.

3. Acuerdos de delación que implican tener acuerdos de impunidad o reducción de sanciones a quienes delaten a funcionaros de mucho mayor rango y

4. Publicidad, transparencia y el apoyo social que cobijaron el caso.

Sin demeritar los efectos de cada uno de estos puntos, a nuestro parecer el ingrediente clave, sin duda, fue la publicidad de las audiencias criminales. Fue un acierto que el proceso penal y las audiencias de los casos fueran transmitidas por televisión, incluso en tiempo real, para que la ciudadanía pudiera verlas y seguirlas al estilo de una serie de televisión. Esta técnica consiguió que la ciudadanía no solo se familiarizara con los personajes y siguiera y comprendiera la trama del proceso penal en concreto, sino, sobre todo, tuvo como efecto que el espectador empatizara con los servidores públicos (los detectives) y se indignara u ofendería por los crímenes o delitos llevados a cabo. El gran logro al involucrar a todos los ciudadanos en este caso criminal fue despertar en ellos un reclamo social por que se haga justicia.

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Evidencia de esto fue lo sucedido en el caso peruano, cuando el apoyo llegó a tal grado que incluso en un fallido intento del Fiscal General por relevar a los fiscales a cargo del caso Odebrecht el 31 de diciembre de 2018, miles de personas salieron a las calles a exigir que continuaran en el cargo, lo que culminó en la propia renuncia del Fiscal General.

En el caso de México, el anuncio de la próxima llegada de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, indica que inicia el primer y único procesamiento del que se tiene conocimiento para un funcionario de alto nivel en este caso, no obstante, a diferencia de las exitosas experiencias de la región, en nuestro país el panorama es mucho más adverso.

Se evidencia que claramente no existe un claro y potente liderazgo del caso, pues la Fiscal Anticorrupción simplemente brilla por su ausencia. En términos de coordinación, las recientes entrevistas del Fiscal General, Alejandro Gertz, han evidenciado que desconoce, incluso el nombre correcto de la Unidad de Inteligencia Financiera y que pareciera tener poco interés en coordinarse con un actor clave para el caso. En términos de acuerdos de delación, preocupa la manera tan amigable en la que Lozoya, finalmente, decide ser extraditado, pues ello es indicativo de un posible acuerdo entre él y la Fiscalía; sin embargo, resultaría absurdo, por decir lo menos, que se ofrezca un acuerdo de inmunidad a través de un criterio de oportunidad, precisamente al único funcionario de alto nivel respecto del cual se tienen algunas evidencias, resultaría quizás más lógico que en su caso, la fiscalía ofrezca “ciertas “ reducciones de la pena a cambio de información, sin que ello represente dejar en impunidad el caso de Lozoya.

Pero más preocupante nos parece que en términos de publicidad, pese a que la constitución obliga a que las audiencias penales sean públicas, las actuales restricciones del Poder Judicial Federación impuestas so pretexto de la contingencia sanitaria de COVID-19, limitan la publicidad de estas audiencias promoviendo que puedan llevarse en total opacidad. Asi es, muy proalmente México no tendrá su capítulo de esta novela criminal pues sin transparencia durante el proceso penal difícilmente los mexicanos lograran entender y seguir la trama del caso.

Ojalá el Fiscal, más pronto que tarde, entienda que sobre todo en los delitos de corrupción la herida la resiente toda la colectividad, lo cual implica que es imperativo permitirle a la ciudadanía presenciar de viva voz la impartición de justicia a efecto de retornar al orden social. Cualquier verdadero detective sabe la importancia de contar con el apoyo de la ciudadanía para combatir los grandes obstáculos en el camino a la justicia, y esto apoyo solo lo logrará permitiéndonos a los mexicanos cautivarnos con nuestro capítulo de esta novela criminal.

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Nota:

[1] Lava Jato: testigo confirma a Perú pagos ilícitos de Odebrecht https://www.dw.com/es/lava-jato-testigo-confirma-a-per%C3%BA-pagos-il%C3%ADcitos-de-odebrecht/a-52716906

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