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#ColumnaInvitada | Los (d)años de la 4T

Sería un placer decir que nos equivocamos los muchos que veíamos enormes riesgos en la elección de quienes se designaron como la 4T, pero lamentablemente no es así.
jue 02 julio 2020 06:20 AM
(Obligatorio)
Mensaje del presidente a dos años de las elecciones de 2018.

Me encantaría estar escribiendo esta nota para decirles que encontramos una gran satisfacción en el hecho de que el gobierno que resultó electo en 2018 logró cumplir con una buena parte, o tan siquiera algunas, de las promesas que en efecto generaron una gran expectativa entre el electorado que participó en dicho ejercicio comicial.

Sería un placer decir que nos equivocamos los muchos que veíamos enormes riesgos en la elección de quienes se designaron como la 4T, y que en los hechos y con resultados concretos, efectivamente lograron llegar a cumplir lo que ofrecieron. De ser ese el caso el título de este artículo no tendría el (d) agregado porque nos enfocaríamos en el tener ya un periodo de buenos logros. Pero lamentablemente no es así, sí se tiene que incluir el (d) y, como pasaremos a explicar, significa muchas cosas.

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La realidad se ha impuesto y parecería que no es tema de mala suerte o malas coincidencias. En las palabras del presidente, la pandemia les vino "como anillo al dedo" lo que hace claro que las decisiones han sido totalmente intencionales. Si de eso partimos, entonces la concatenación de actos individuales no es fortuita, sino que revela un plan definido para llegar a lo que se ha generado hasta la fecha y que se puede explicar precisamente con lo que la (d) quiere decir. Permítanme explicarles lo que en efecto involucra esa referencia:

1. Destrucción: Uno de los efectos más visibles del programa de gobierno ha sido el de destruir prácticamente todo lo que suene a instituciones, obras o decisiones de sexenios previos. Sin importar si hay mérito o no en su funcionamiento o diseño actual, igualmente cancelaron Texcoco, inhabilitaron el trabajo de dependencias federales (como Semarnat), nulificaron contrapesos en el Congreso, eliminaron el Seguro Popular, y en general destrozaron los órganos encargados de promoción económica como ProMéxico (sin generar algo a cambio).

2. Disolución: Se ha optado por disolver operativa o legalmente a las instituciones que venían realizando importantes tareas, ya sea mediante reformas legales que hacen nugatoria su actuación (como la CRE), o con la designación de incondicionales sin méritos técnicos para regir sus decisiones (como la CNDH). El resultado es que no existen ya más organismos que cumplan con su función de regular mercados con carácter técnico o de defender los derechos humanos de todos los habitantes.

3. Distracción: Aunque el ejercicio empieza ya a tener un desgaste creciente, la conferencia mañanera del presidente hace del mismo uno en que se utiliza y abusa la palestra para manipular agenda, buscar a quienes denostar, emitir juicios sumarios, acabar con disidencia o medios contestatarios, y en general eliminar la atención de los temas realmente importantes para la marcha del país y que rutinariamente se olvidan o hacen a un lado en aras de no destacar el desastre que ha generado el gobierno en tantas y tantas actividades sin manejo eficaz.

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4. Diferimiento: Como en otros tiempos que ya se habían presumiblemente superado, este gobierno opta por patear el balón y no entrarle a los temas de fondo que sí requieren atención real e inmediata. Los mejores ejemplos tienen que ver con el increíblemente torpe y criminal manejo de las crisis de salud y económicas actualmente en vigor, mismas que están acabando con las vidas de ya más de 28,000 personas a esta fecha, y en el terreno de trabajo con más de 18 millones de empleos (formales e informales).

5. Desolación: Un gobierno que impulsa el uso masivo de combustibles fósiles, la producción de energía eléctrica a base de carbón y combustóleo, el uso de trenes con diésel, la destrucción de enormes cantidades de selva y reservas ecológicas, la invasión de áreas de recarga acuífera, y en general proyectos con nulo respeto por el medio ambiente, sin mediciones reales del impacto ecológico, y el abandono de la sustentabilidad y la baja de emisiones de carbono como metas del país.

6. Derroche: En forma delicadísima hemos visto como con criterios irracionales se ha optado por usar y abusar del erario público para cumplir caprichos como lo constituyen las cancelaciones del aeropuerto de Texcoco y de la planta cervecera en Mexicali (justificadas en base a encuestas patito), la construcción de proyectos faraónicos sin sustento lógico como lo son Santa Lucía, Dos Bocas y el Tren Maya, lo que incluso ha significado casi ya el agotamiento de los fondos de contingencia para los momentos en que históricamente van a ser más necesarios que nunca.

7. Desorden: Un gobierno eficaz supone la distribución de tareas entre las personas más capaces y adiestradas para lograr la mejor planeación, ejecución, medición y resultados. Pero en un gobierno en que cada mañana se reinventan prioridades, en que las capacidades técnicas importan menos del 10% de la idoneidad de los posibles servidores públicos, y en el cual el gabinete básicamente no existe porque sus tareas son ideológicas y no programáticas, lo que hay es un caos general y una imposibilidad de administrar y gestionar las tareas públicas.

8. División: Una misión clara de la 4T ha sido el dividir el país como método para generar odio, estigmatización, distanciamiento, y en general desconfianza. El ejercicio binario de estar o a favor o en contra del gobierno elimina las bondades del diálogo, suma y construcción. En su lugar se elimina cualquier tipo de cohesión, interacción o conjunción, elementos por cierto que son claves para salir airosos de los retos que la actual pandemia, y que ni así el gobierno opta por hacer lo que racionalmente procede. Nula capacidad de enmendar la plana, y quizá es porque ellos quieren estos resultados y no otros (nuevamente el "anillo al dedo").

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9. Desprecio: Un gobierno que se encarga de eliminar los conocimientos científicos, técnicos y de expertos, porque prefieren la improvisación, la superficialidad, la demagogia, y la sumisión como sus métodos para tomar decisiones en temas muy complejos, y ese marginarse de la experiencia de quienes sí saben nos tienen contra la pared en una crisis de salud y económica de dimensiones exponencialmentes preocupantes.

10. Desperdicio: Y finalmente porque en un todo la 4T hizo a un lado una oportunidad histórica en que, con legitimidad democrática y hegemonía legislativa, se pudieron haber impulsado los cambios de fondo en que realmente se podrían haber logrado dar lugar a los objetivos que se propusieron como base del triunfo electoral de 2018. En su lugar, vemos lo que han hecho: han disipado cualquier posibilidad de avances, y llevarnos al mayor deterioro del que se tenga noticia en todos los frentes desde quizá la época de la revolución a principios del siglo pasado.

Y podríamos seguir con otros más, pero nos parece que los anteriores constituyen una descripción bastante exhaustiva de lo que en los hechos ha constituido este gobierno, Morena y su autodenominada 4T. A pesar del desastre evidente de su gestión y la pauperización señalada del país, existe un par de efectos bastante rescatables. Uno es que así como la democracia los trajo, la democracia se los puede llevar, y para ello el proceso electoral 2021 es particularmente importante y relevante, lo que pone de manifiesto una verdad de Perogrullo, el carácter absolutamente temporal de las personas en el servicio público cuando no dan resultados.

El otro punto es que hoy como nunca se nota y es evidente una efervescencia ciudadana que nos permite a una enorme cantidad de personas advertir que lo que no sucedió en muchos años, hoy es una realidad, ciudadanos que están dispuestos a ser contestatarios y salir de la zona de confort para evitar que las (d) se sigan multiplicando, acumulando y generando tantos (d)años. En este despertar y participación ciudadana está cifrada la esperanza del rescate del país, y sobre todo ver que sea un efecto permanente y no solamente pasajero. Nunca más apatía, indiferencia, o tolerancia a los abusos, no respecto de sexenios pasados, no del actual, y ciertamente no del futuro.

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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es secretario general de México Unido Contra la Delincuencia y socio del despacho Hogan Lovells BSTL.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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