Las buenas intenciones no son suficientes. La lealtad política al proyecto de López Obrador tampoco. Para llevar al país a buen puerto los legisladores de la bancada de Morena tienen que aprender a gobernar siguiendo las reglas (por obtusas que éstas les parezcan) y teniendo por meta tomar decisiones correctas.
Las prisas, el desorden y la falta de pericia técnica han hecho que el Congreso funcione mal. Es increíble que aún con una mayoría Morena tenga problemas aprobando su agenda.
Un ejemplo fue el sucedido el domingo en la noche cuando no se pudo acordar un periodo extraordinario de sesiones que permitiera discutir aspectos claves del TMEC debido a que Morena no definió, como se establece en la ley, de manera específica cuál sería la agenda. Esta falla hizo que tampoco se pudiera discutir la elección de el o la próxima consejera del INE.
No es claro si la bancada de Morena opera así por desconocimiento de la ley o pretendiendo que la desconoce para imponer su agenda. En cualquiera de los casos el resultado es el mismo: no logran avanzar ni su agenda, ni la de nadie.
Así, se ha vuelto costumbre que la bancada de Morena vaya a la batalla con herramientas mal hechas, rechazables y criticables. Intentan aprobar leyes con errores básicos y generan conflicto al no seguir protocolos básicos.
La bancada de Morena debe aprender a gobernar siguiendo reglas, tomando decisiones con base en criterios técnicos, y dejando a un lado intereses particulares. Morena ya no es un partido minoritario de luchadores sociales sino la principal fuerza política de una de las economías más grandes del mundo. Deben comportarse a la altura.
Hay diputados con mucho oficio, pero otros (muchos) que creen que el “madrugete” es una forma de gobierno. Algo que, ni es correcto, ni es estratégico. El madrugete hace avanzar a Morena en el corto plazo, pero en el mediano y largo les pone el pie.
Un ejemplo importante es lo sucedido con la CNDH. En un proceso cuestionado como ilegítimo se logró seleccionar a Piedra como titular de la comisión. Ello fue considerado, por Morena, como un avance, pues la titular aparentemente comparte pedigrí político y agenda con el partido.
Sin embargo, el supuesto “avance” no fue tal. Fue un espejismo. Ahora, entre muchos círculos la CNDH ha perdido prestigio y se le acusa de haberse politizado. Si el proceso hubiera sido transparente e impecable, probablemente la CNDH tendría más prestigio, aún si el resultado hubiera sido la selección de la misma titular.
El que el Congreso no pueda ponerse de acuerdo para continuar las adecuaciones legales necesarias para el TMEC no solo deja vulnerable a México durante un periodo políticamente volátil en Estados Unidos, sino que deja muy mal al mismo López Obrador.
Así, el presidente intenta ir a saludar a Trump y ahora su visita hace menos sentido que nunca, pues solo podrá decirle a su homólogo que su partido no logró avanzar como se esperaba en el tema.
El que no se pueda avanzar en la selección de consejeros electorales es también muy grave, pues se aproxima la elección de más de 3,000 cargos públicos. Ello sin mencionar múltiples temas, no directamente electorales, que el INE debe resolver.
A nivel del Ejecutivo, Morena también opera de manera atrabancada y sin tomar decisiones con conocimiento técnico. Los resultados los conocemos: un plan de desarrollo que no cumple estándares básicos de calidad, un plan de rescate económico que no ha podido seleccionar beneficiarios de manera efectiva, un censo de bienestar con una metodología endeble, por mencionar algunos.
Morena no logrará transformar al país, ni llevarlo a buen puerto si siguen gobernando como si seguir la ley fuera opcional. O como si fuera un partido minoritario que solo puede ganar si es intransigente.
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