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#ColumnaInvitada | Cambios en el consumo ante la pandemia del COVID-19

Las necesidades de una población en encierro obligado por el coronavirus han cambiado por ello se propone un Punto de Acuerdo para revisar los productos esenciales de consumo.
mié 13 mayo 2020 12:17 PM
Alejandro Armen
Senador de Morena por el estado de Puebla.

La fuerte caída del PIB que estamos experimentando en esta primera mitad del año no tiene que ver con la ideología, ni con el tipo de políticas públicas que se están instrumentando. Es decir, no es culpa de nuestro Presidente, ni en general del Gobierno de la Cuarta Transformación, como algunos quieren hacer creer.

Esto, claramente tiene que ver con las cuarentenas que se han tenido que instrumentar por la pandemia de COVID-19 que afectan a México, tanto por la recesión mundial que están causando, como por las propias políticas de confinamiento a nivel nacional.

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En este contexto, de manera interna en el país hay varios cambios en proceso, además de lo económico, en lo social, como es el cambio en el patrón de consumo de la sociedad mexicana.

Por lo mismo, como Senador de la República, propongo un Punto de Acuerdo sobre el cambio de consumo de la población ante la pandemia del COVID-19, para lo cual se llevó a cabo una revisión de los conceptos de productos y servicios esenciales y no esenciales en relación al acuerdo por el que se establecen acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV-2, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de marzo pasado, a efecto de facilitar el acceso a bienes y servicios necesarios para la población y propiciar la reactivación económica.

Las necesidades de una población en encierro obligado han cambiado las posibilidades del consumidor de acudir físicamente a tiendas y centros comerciales, su forma de ver y entender sus necesidades esenciales, la forma de planear su gasto personal y usar el crédito, e incluso, la forma de optar entre compras presenciales o compras seguras en línea.

Todo este suceso de la pandemia hace evidente que la tendencia de adquisición de productos se modificó respecto a su tendencia normal: hay nuevas necesidades y los consumidores se están adaptando rápidamente a la coyuntura, haciendo que el mercado cambie, mayormente en torno a la posibilidad de acceder a los productos que hoy son considerados esenciales.

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El impacto se sentirá en todas las industrias, pero el más inminente por su propia naturaleza será sobre los bienes de consumo.

Este cambio en el patrón de consumo de las personas es una de las consecuencias más contundentes que está generando el COVID-19 en la economía, ya que está determinando la viabilidad económica de una gran cantidad de sectores productivos que hace apenas unas semanas significaban estabilidad y capacidad económica y hoy se encuentran al borde del colapso.

A todo lo anterior se refiere el Punto de Acuerdo propuesto para revisar los productos esenciales de consumo, a efecto de que los consumidores, especialmente los de escasos recursos, tengan acceso a los bienes y servicios esenciales necesarios para sobrevivir la cuarentena y para que las empresas mexicanas puedan tener la opción de reinsertarse en las cadenas productivas de comercio nacional e internacional, a fin de superar con mayor rapidez la emergencia económica; además de que las instituciones correspondientes en el ámbito de sus competencias, generen políticas adecuadas para la promoción de créditos accesibles para toda la población, de manera que la población mexicana pueda enfrentar en mejores condiciones la presente emergencia sanitaria generada por el COVID-19.

En estos tiempos de COVID-19 las consecuencias negativas en las diferentes economías ya están aquí, aunque hay que decirlo, esto es sólo el inicio, pues el Fondo Monetario Internacional (FMI) vaticinó que el impacto negativo de la crisis sanitaria sobre la economía mundial será el peor que ha vivido el mundo en casi un siglo, según expuso su directora, Kristalina Georgieva, quien además destacó que se esperan consecuencias peores que las de la “Gran Depresión”.

De acuerdo con el FMI, el crecimiento económico global este año será "fuertemente negativo" y para 2021 sólo se verá una "recuperación parcial". Es decir, que para lo que resta de este 2020 el FMI proyecta que más de 170 países experimentarán un crecimiento negativo.

Mientras tanto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) informó que después de continuar presentándose la fuerte desaceleración en el crecimiento mundial, su pronóstico para el crecimiento económico mundial es que caerá a 2.4% durante todo el año, en comparación con un 2.9% ya débil en 2019, y en el mejor escenario se podría esperar que aumente a un modesto 3.3% en 2021 a nivel global.

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Ambos organismos supranacionales concuerdan en sugerir que los gobiernos de los países más afectados deben proporcionar la liquidez adecuada para permitir que los bancos ayuden a las empresas con problemas de flujo de efectivo mientras se aplican las medidas de contención; teniendo en cuenta que los mercados emergentes y los países en desarrollo serían los más afectados y requerirán cientos de miles de millones de dólares en ayuda exterior, es decir, que sugieren el endeudamiento como única salida viable, no obstante, a economías como la de México eso no les conviene, por lo que nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador se ha mantenido firme en asegurar que no recurrirá al endeudamiento.

En la economía mexicana es altamente probable que en este momento estemos encaminándonos a las profundidades de la peor recesión que México haya vivido en la historia, esto al analizar las publicaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que apenas a finales de abril dio a conocer que el PIB del primer trimestre de este año, según datos preliminares, ya registra una caída de 2.4 por ciento con respecto al primer trimestre de 2019 -ajustado ya por el efecto del año bisiesto- y que se ha agravado con la entrada de los efectos del COVID-19 a partir de las últimas dos semanas de marzo, por lo que no es difícil pronosticar que la contracción que se espera sobre del PIB en el segundo trimestre del 2020 será considerablemente mayor.

Haciendo un recuento de los últimos 40 años, en México se han experimentado seis años significativos de contracción económica como consecuencias de diferentes sucesos de recesión o crisis y son: 1983 (-4.4 por ciento), 1986 (-3.7 por ciento), 1995 (-6.3 por ciento), 2001 (-0.4 por ciento), 2009 (-5.3 por ciento) y 2019 (-0.1 por ciento). Con todo el contexto que estamos viviendo el Banco de México especula una contracción de 7.1 por ciento; lo que significa que de suceder de esa manera el país experimentará la peor contracción económica de la historia.

Cabe señalar que de suceder dicha contracción económica del PIB y de confirmarse que sea la más grande que haya experimentado México, no significa que será la peor crisis que el país haya sufrido en todos los aspectos, al menos en comparación con la de la década de los ochenta. Lo anterior, porque ninguna crisis es igual ni surge por los mismos factores; en esta crisis existen dos factores que la hacen muy distinta de las anteriores según los especialistas en el tema: primero, por el el aumento del nivel de institucionalización de México; y segundo, por la baja inflación, que en mucho se debe al primer punto.

En lo que respecta al nivel de institucionalización actual del país, refiero lo expuesto por Gabriel Casillas, director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), donde hace notar la presencia del Banco de México como órgano autónomo ya por 25 años, del Instituto Nacional Electoral, y la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, que institucionalizó las finanzas públicas de manera sana y ahora tenemos un Sistema de Ahorro para el Retiro que en lugar de ser un dinero que utilizaba el gobierno a su antojo en el pasado, ahora verdaderamente es un sistema de ahorro de los trabajadores.

Como Senadores de la República del Grupo Parlamentario de Morena, liderado por el senador Ricardo Monreal, estamos comprometidos con la generación de mejoras y condiciones favorables para sobreponernos a los efectos de la pandemia por el COVID-19, con el claro objetivo de cocrear el nuevo orden social del que México resurgirá para ser el país que todos deseamos. Sirva pues este Punto de Acuerdo como muestra de que nuestro empeño como legisladores está puesto en adaptarnos lo más pronto posible a las nuevas condiciones para impulsar decididamente este resurgimiento nacional.

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Nota del editor: Alejandro Armenta es senador de la República por Morena y presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público.

Twitter: @armentaconmigo

Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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