La forma en la que la 4T está haciendo comunicación social, con largas reuniones orales, hace que mucha información se pierda. Y ello es un gran riesgo durante la pandemia.
Algunos fieles seguidores de las conferencias se han hecho a la costumbre de burlarse de las personas que osan preguntar algo que ya fue respondido en alguna de las 4 horas de conferencias diarias. Se les olvida que muy pocos mexicanos tienen el privilegio de poder ver 4 horas de televisión al día.
Las mañaneras están pensadas para ser muy accesibles para todos, pero en realidad se ha convertido en algo que solo pueden seguir muy pocos privilegiados. Quienes no tienen 4 horas diarias o necesitan información concreta viven perdidos entre múltiples mensajes que parecen contradictorios pues de una conferencia a otra, conforme cambia el status de la pandemia, también cambian los mensajes. Esto es muy confuso y se arreglaría si se explicaran todas las medidas que van a tomarse en distintas fases de forma concreta, y de una sola vez.
Es momento de repensar las mañaneras y las conferencias. Si no se quieren eliminar por completo al menos se deben tomar medidas estrictas para que los periodistas dejen de compartir micrófonos, estén al aire libre, desinfecten el cuarto donde se reúnen y se obligue a los asistentes a usar cubrebocas. También se puede cambiar a formato digital y limitar el número de conferencias.
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