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Momento de repensar las mañaneras

Ante el caso de COVID-19 que se presentó en Palacio Nacional es urgente cambiar la estrategia de comunicación del gabinete pues este pone en riesgo a periodistas, al presidente y confunde a muchos.
lun 27 abril 2020 10:45 PM
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Las conferencias mañaneras, no sólo no se han suspendido, sino que se alargan hasta más de las 2 horas. En ese espacio, ahora, se tienen otras dos conferencias más: una a 18:00 horas, de economía, y otra a las 19:00, de salud.

Aclaro: No soy de las personas que creen que las mañaneras deban cancelarse o sirvan solo para hacer propaganda.

Por el contrario, me parecen que las conferencias son un ejercicio de rendición de cuentas que, si bien imperfecto, ha logrado ser efectivamente explotado por los periodistas para traer a la luz pública temas importantes.

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No creo tampoco que la mañanera solo valga la pena cuando van columnistas como Jorge Ramos o Denise Dresser. Esa idea me parece bastante elitista.

Con regularidad los periodistas que asisten a diario hacen preguntas agudas e inteligentes que la opinión pública simplemente no les reconoce. Ahí se ha cuestionado a AMLO por su relación con Salinas Pliego, la falta de política de energías limpias, el gran tamaño de algunos subejercicios y se ha evidenciado la necesidad de una reforma fiscal. Veo en la mañanera un cambio radical en la relación entre los medios y poder.

Es verdad que el presidente responde con frecuencia a preguntas con evasivas y que hay algunos paleros entre la audiencia.

Aún así, veo un gran valor en tener un espacio abierto para que cualquiera que vaya cuestione de frente al poder. Las evasivas son información en sí mismas pues desnudan las debilidades del poder. Más aún, éstas son en realidad un juego político que siempre ha existido. La única diferencia es que ahora las evasivas pasan a la vista de todos y no, como antes, en mesas privadas de restaurantes caros donde los periodistas de élite se daban cita con funcionarios de alto nivel.

Digo esto porque a pesar de que yo veo valor en las mañaneras, las escucho y he asistido a ellas, también creo que es momento de cambiarlas de formato, limitarlas o incluso cancelarlas. Hay dos razones.

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Primero, por motivos de salud. La pandemia obliga a cuidar a nuestros periodistas y al gabinete. Tenerlos tres veces al día, por más de una hora, en un cuarto sin ventanas que no es propiamente desinfectado y compartiendo un mismo micrófono para hacer preguntas, es ponerlos en riesgo.

La semana pasada ya se reportó un caso de COVID-19 en un funcionario de comunicación social que asistió a la conferencia de Hugo López-Gatell. Si llegara a presentarse un brote de COVD-19 entre los periodistas, éstos podrían infectar a funcionarios y al presidente mismo, poniendo en riesgo la estrategia conjunta de salud del Estado Mexicano. Las consecuencias serían ominosas.

La forma en la que el gabinete está haciendo comunicación social se está volviendo un foco de contagio.

Segundo, me parece que ya se ha abusado del formato de conferencia. No se puede requerir o pensar que el ciudadano común puede pasar cuatro horas diarias viendo conferencias de prensa: 2 de la mañanera y 2 de las conferencias vespertinas. Ni los periodistas mismos pueden dedicar media jornada laboral solo a eso.

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La forma en la que la 4T está haciendo comunicación social, con largas reuniones orales, hace que mucha información se pierda. Y ello es un gran riesgo durante la pandemia.

Algunos fieles seguidores de las conferencias se han hecho a la costumbre de burlarse de las personas que osan preguntar algo que ya fue respondido en alguna de las 4 horas de conferencias diarias. Se les olvida que muy pocos mexicanos tienen el privilegio de poder ver 4 horas de televisión al día.

Las mañaneras están pensadas para ser muy accesibles para todos, pero en realidad se ha convertido en algo que solo pueden seguir muy pocos privilegiados. Quienes no tienen 4 horas diarias o necesitan información concreta viven perdidos entre múltiples mensajes que parecen contradictorios pues de una conferencia a otra, conforme cambia el status de la pandemia, también cambian los mensajes. Esto es muy confuso y se arreglaría si se explicaran todas las medidas que van a tomarse en distintas fases de forma concreta, y de una sola vez.

Es momento de repensar las mañaneras y las conferencias. Si no se quieren eliminar por completo al menos se deben tomar medidas estrictas para que los periodistas dejen de compartir micrófonos, estén al aire libre, desinfecten el cuarto donde se reúnen y se obligue a los asistentes a usar cubrebocas. También se puede cambiar a formato digital y limitar el número de conferencias.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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