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AMLO crió cuervos y ahora...

Morena fue un partido de cuervos que, al languidecer la aprobación de AMLO, han comenzado a sacarle los ojos. Para enfrentarlos, la 4T deberá urgentemente cambiar de estrategia política.
lun 20 abril 2020 02:30 PM
López Obrador Tribunal electoral
El pasado 14 de julio, el Tribunal Electoral resolvió que el presidente incurrió en violaciones directas al principio de imparcialidad y equidad en las elecciones.

Haciendo gala del conspiracionismo mexicano, fluyen múltiples “teorías” sobre cómo Salinas Pliego y AMLO han acordado en secreto la postura anticuarentena de TV Azteca. Es por ello, dicen, que fuera de un apercibimiento, no se le hizo nada a la televisora por hacer un llamado en su noticiero estelar a ya no hacer caso a las instrucciones de la Secretaría de Salud.

La realidad es mucho más sencilla. La realidad es que AMLO creó un partido de cuervos que ya le están sacando los ojos. Las alianzas eran más tenues de lo que todos se imaginaban.

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La fragilidad de Morena se debe a que el movimiento se conformó con tres ingredientes: idealistas, feligreses y cuervos. Y los cuervos ya se están yendo.

Los idealistas siguieron a AMLO porque encontraron en su plataforma ideas con las que comulgaban y que la clase política se había negado a poner sobre la mesa por décadas. Desde artistas e intelectuales hasta comunidades afectadas por una pobreza inquebrantable y una violencia creciente, muchos se unieron al a 4T con la legítima esperanza de una renovación de la clase política.

Los feligreses han seguido a AMLO desde antes de 2006 y lo seguirán haciendo siempre. Las lealtades de personas como Claudia Sheinbaum, Irma Eréndira Sandoval, la familia Alcalde-Luján, y la gran mayoría de los miembros del gabinete, son las mismas que siguieron a AMLO a la presidencia legítima de 2006 y las mismas que seguirán con él hasta el último día de su sexenio. No habrá crítica interna desde esos grupos, ni marcha atrás.

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Los cuervos fueron personas que no necesariamente comulgaban ni con AMLO ni con sus ideales, pero que entendieron desde muy pronto que el único camino al poder era bajo la sombrilla de Morena. Empresarios como Salinas Pliego, gobernadores como Jaime Bonilla, muchos elementos de la coalición priista, todos entendieron que cerca de AMLO estarían mejor que lejos de él. Y así lo hicieron.

La crisis del COVID-19 está demostrando que AMLO y los feligreses no pueden dar respuesta a los idealistas. Las medidas que AMLO tiene en mente para rescatar la economía, como invertir en Pemex, operar con un Estado austero y centrarse en ampliar sus programas prioritarios, están dejando desamparados a los pobres que se prometió proteger. El influyentismo no ha sido extirpado de raíz sino matizado, AMLO mismo muestra dejos de conservadurismo ideológico, y las personas de a pie están experimentado que la economía languidece.

Ante esto, los cuervos han tomado una decisión clara. Para ellos, continuar apoyando a AMLO sin miramientos no es estratégico. Ya comienzan a irse y levantar el vuelo. Jaime Bonilla ha acusado a la Federación de no contar bien los muertos de su estado. Los partidos que hacen coalición con Morena en el Congreso ya comienzan a expresar divisiones clave. Salinas Pliego duda de que la cuarentena del COVID-19 sea una medida acertada. El PRI comenzará un contraataque si la investigación que se realiza del gabinete de Peña Nieto llega lejos.

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Ante el vuelo de los cuervos, AMLO ha decido recurrir a su estrategia tradicional: levantarse en los hombros de sus seguidores, atrincherarse ahí y buscarlos más. Así, por ejemplo, se han redoblado esfuerzos de austeridad republicana, y se busca adelantar la votación de la revocación de mandato.

Pero esto no funcionará a menos de que AMLO cree alianzas con los grupos que se están viendo severamente afectados por su falta de política económica: las clases medias, los trabajadores informales, el microempresario de clase baja y los idealistas. Solo darles créditos bancarios no los ayuda. Solo centrarse en los programas prioritarios los deja fuera.

AMLO ganó en 2018 con una plataforma que venía vendiendo desde 2006. Fue paciente. Esperó más de una década hasta que el momento histórico le diera la razón y el voto. Si hoy hace lo mismo, si no cambia, el momento histórico lo volverá irrelevante.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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