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#ZonaLibre | México: entre dos virus mortales

Violencia y coronavirus, dos virus que acechan a los mexicanos; la pandemia terminará por incrementar la violencia y la delincuencia cuando se agudice la crisis económica.
mié 22 abril 2020 10:45 PM
Vecinos observando el conato de bronca que se registró entre Policías municipales de toluca y comerciantes irregulares que se instalan en la zona del Cosmovitral, al activarse la fase tres de la contingencia por COVID-19.
La vigilancia policiaca se ha incrementado en algunas ciudades, ya sea para vighilar comercios cerrados o para solicitar que se bajen las cortinas por no pertenercer a una actividad esencial.

Entre que las redes sociales y los medios de comunicación se han llenado de noticias sobre el COVID-19 y la violencia se ha relegado a un segundo lugar, en México, espectacularmente los delitos de alto impacto no han disminuido. Diariamente se realizan ejecuciones, secuestros, robos a casas y automóviles; violaciones, entre otros delitos que siguen carcomiendo a la sociedad mexicana.

En estados como Guerrero, Chihuahua, Guanajuato y Tamaulipas, al crimen organizado no le interesa el confinamiento o el llamado de estar lejanos del coronavirus. A nivel nacional, solo como ejemplo, desde el 24 de marzo (cuando comenzó la Fase 2), al final de mes, se registraron 706 homicidios; es decir, cada día se asesinó a 88 personas.

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El impacto del nuevo coronavirus en la economía es hasta el momento imposible de medir. Si a eso le sumamos el desplome histórico de los precios del petróleo, México estaría condenado a un sombrío panorama del que nunca imaginamos, por tanto nunca nos preparamos para vivir.

Las empresas mexicanas sufrirán un golpe atroz, que se reflejará en los bolsillos de cada mexicano. Tenemos que estar preparados para resistir, no hasta el 17 de junio, sino para repensar nuestras vidas por los siguientes años. No es pesimismo, sino una realidad lacerante que debemos enfrentar.

El país entero tiene la amenaza constante de desbordar la pandemia; sin embargo, son los pobres, quienes viven en las zonas más vulnerables, los que sufrirán el infierno de las complicaciones de los contagios comunitarios y bastos.

Cada vida de cada mexicano vale lo mismo; sin embargo el COVID-19 no ha tenido misericordia en otras partes del mundo en cuanto a razas, sexos o condiciones económicas. En todo caso, ha sido letal en aquellos que no puedan recibir la atención medica adecuada, sin importar la edad.

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El crimen no es inmune

A todo esto, debemos sumar que los grupos del crimen organizado también están sufriendo la crisis.

Según un informe de la DEA para el gobierno norteamericano llamado “El crimen organizado durante la pandemia”, se asegura que el envío de droga mexicana al extranjero ha decaído de manera dramática. La venta de estupefacientes en Estados Unidos también decayó, mientras los costos de las distintas drogas sintéticas han aumentado de manera impresionante, pues los proveedores de las mismas habían sido los laboratorios chinos que enviaban grandes cantidades de metanfetamina y fentanilo.

Según fuentes internas del Cártel de Sinaloa (una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo), se asegura que “los precios son muy altos en este momento. Debido al coronavirus hay muy poca distribución o importación desde China a México. Es difícil obtener los químicos, el jugo. Puedes conseguirlos, pero los precios están subiendo para todos", detalló un “cocinero de drogas” al semanario Río Doce.

Antes de la crisis mundial, un kilo de fentanilo se vendía al mayoreo en 870,000 pesos. Actualmente, cuesta hasta 1,000,000 de pesos.

Según el trabajador del Cártel de Sinaloa, por órdenes de “El Mayo”, el cristal pasará de 2,500 a 15,000 pesos.

Originalmente los envíos a México se hacían a través de correo o vía aérea, sin embargo hoy se han reducido a lo mínimo. Sobre todo porque los puertos más utilizados por el narco (Mazatlán, Colima, Lázaro Cárdenas y Michoacán) están cerrados por completo.

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Y esto apenas comienza

Lamentablemente, se espera que la violencia en el país se recrudezca junto al coctel de acontecimientos que nos golpean. Los grupos criminales tendrán una recomposición ante la falta de insumos para traficar.

Por lo que, al salir de la cuarentena, nos enfrentaremos a nuevas modalidades de los bandidos. La extorsión será uno de los delitos más cometidos, así como el cobro de piso al ciudadano común y no solo a empresas o establecimientos públicos.

Según expertos en seguridad, veremos un incremento acelerado en los delitos de secuestros, asaltos y robos a mano armada. Estos delitos serán controlados por los cárteles que sobrevivan a la crisis del 2020, pues muchos de ellos, desaparecerán o serán aniquilados.

Este escenario predispone una etapa igual o más mortal que la vivida durante la fallida guerra contra el narcotráfico durante el sexenio de Felipe Calderón y que continuó en el de Enrique Peña Nieto.

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La nueva batalla entre narcotraficantes en todo el país podría resultar benéfica para los cárteles más grandes como Cártel Jalisco Nueva Generación, la Unión Tepito (en la Ciudad de México), el Cártel del Golfo y por supuesto el cártel de Sinaloa, quien podría ser el que absorba aquellos pequeños grupos delincuenciales en peligro de extinción.

Ante el desastroso panorama, el reto para los mexicanos es descomunal. Quizá pueda ayudar la experiencia del pasado, por lo que el gobierno de México y los diferentes gobiernos estatales, deberán de tomar medidas desde ya, anticipándose al infierno que se avecina para todos.

Es aquí donde el talante de la 4T tiene que mostrar su mejor rostro o aceptar una derrota descomunal en el ánimo de los votantes.

El resto del 2020 y el año electoral del 2021 requiere un acuerdo nacional que no parece ser entendido ni tampoco promovido por los actores políticos del país.

La clave está en ello, entre más polarización se crea, menos estaremos preparados para enfrentar una crisis social monumental.

Es aquí, donde la información nos ayuda para tomar una decisión y preguntarnos, ¿en qué criterio estamos la mayoría?, ¿somos los que aportan a la división del país o somos parte de los que buscan unificar las fuerzas?

El tiempo sigue pasando y la crisis intensificándose, es momento de preocuparnos por nuestro discurso personal; para convertirnos en aportadores y no destructores en la etapa más desafiante que México tendrá en su historia.

La solución se reduce en dejar de pensar en nuestros intereses y volver a pensar en el país, pues la mezquindad política nos lleva a un barranco a todos. O jalamos parejo para salir adelante o nos hundiremos en el mismo barco. ¿Quién estará a la altura?

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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