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#ColumnaInvitada | El vacío temporal de poder en tiempos de pandemia

El crimen organizado encontró en la pandemia la oportunidad para ideologizar a la población para establecerse como autoridad y desplazar aquella misma del Estado.
mié 22 abril 2020 06:30 AM

El delito no está en cuarentena. La pandemia se está presentando como un área de oportunidad para el crimen organizado con el fin de ejercer con mayor impunidad sus actividades delictivas, y esto sucede cuando los principales esfuerzos de las autoridades están vertidos en la contención del contagio.

La crisis por el coronavirus es una prueba para la institucionalidad del Estado Mexicano, no solo para las instancias del sector salud, sino también para las instituciones que conforman el Gabinete de Seguridad, que no deben bajar la guardia para poder velar por la seguridad ciudadana al mismo tiempo de ejercer sus actividades de protección civil en la emergencia sanitaria, porque la actividad delincuencial no disminuirá.

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El coronavirus como área de oportunidad para el crimen organizado

Recordemos que las etapas de crisis gubernamental y estrés social pueden ser ventanas de oportunidad para el crimen organizado, el cual buscará obtener ventaja para incrementar la impunidad con la que operan. Para los delincuentes, la cuarentena permite tener mejor ubicadas y vigiladas a las autoridades, y controlar mejor a un territorio al contar con los ciudadanos enclaustrados, y al tener vacías las calles, consecuentemente gozan de mejor operatividad delincuencial, saber cuándo y cómo moverse, por lo que fortalece su modus operandi.

De esta manera, se observa que el coronavirus no está siendo un factor que disminuya las actividades delictivas del fuero federal, sino que se ejercen con mayor impunidad porque el Estado Mexicano está atendiendo con todo su poder nacional a la salud pública al ser ésta el principal asunto de seguridad nacional.

No obstante, el asunto de mayor preocupación es que, la atención desmedida del Estado Mexicano al asunto de la salud pública, ha generado un vacío temporal de poder, que provoca que se estén ejerciendo otro tipo de delitos con la pandemia, que no están tipificados. El crimen organizado y los cárteles del narcotráfico están aprovechando el incremento de trabajo en las autoridades estatales y federales, para actuar como una “autoridad suplente”, es decir, los criminales están aprovechando la crisis para obtener mayor simpatía o confianza ciudadana, al repartir despensas en nombre de un cártel o ser justiciero de las calles, para quien robe casas o coches.

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Esta crisis es otro reto que sin duda las instituciones que conforman el Gabinete de Seguridad pueden superar, mientras que sigan en guardia por la seguridad ciudadana. No obstante, se requiere de las policías locales que fortalezcan la proximidad con los ciudadanos, que generen confianza en la población y que alienten que los ciudadanos rechacen las dádivas en especie del crimen organizado.

Es preciso que la sociedad tenga en cuenta que el crimen organizado busca el apoyo popular para fortalecer su carta fuerte que es la impunidad, y al cortejarla con despensas, busca instaurarse como un proveedor clandestino de “ayuda moral”. Con ello, la sociedad le otorga autoridad, y permite que usurpe el lugar mismo del Estado. Si la población acepta las dádivas en especie que otorga el crimen organizado legitima la violencia en la que vive, y autoriza que los criminales se vuelvan sus opresores.

De esta manera, el comportamiento de los cárteles está buscando incrementar el control sobre diversas regiones del territorio nacional al obtener el apoyo ciudadano, para tener un tipo de “gracia” o “dispensa moral” de la sociedad en sus actividades delictivas.

El crimen organizado encontró en la pandemia la oportunidad para ideologizar a la población para establecerse como autoridad y desplazar aquella misma del Estado. De esta manera, serían los mismos ciudadanos los que protejan a los delincuentes, y los que les reporten el avance de las Fuerzas de seguridad para capturarlos. Por ello, urge tipificarse como delito la entrega de despensas en nombre de cárteles o grupos criminales. Los delincuentes están viendo la efectividad de estas acciones y buscarán incrementarlas para obtener impunidad disfrazada de “obras de buena fe”.

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Acciones requeridas para fortalecer al Estado de Derecho

Finalmente, se recalca que el mantenimiento del orden público debe ser una de las prioridades durante esta contingencia nacional causada por la propagación global del coronavirus. Es preciso que la Estrategia Nacional de Seguridad Pública responda en estos momentos en reforzar la proximidad policial en las corporaciones de seguridad, así como en la protección en las carreteras, aeropuertos y puertos de nuestro país, donde pueden ocurrir la mayor parte de los ilícitos.

México en estos momentos depende de sus instituciones, de su nivel de automatización en los procesos económicos, y de las fuerzas del mantenimiento del orden, pero, sobre todo, del apoyo social para sostener un Estado de Derecho que no permita que se instaure la delincuencia organizada como autoridad suplente.

Es preciso impedir que la ilegalidad y la impunidad se vuelvan síntomas colaterales de la pandemia que aflige en estos momentos al país.

El gobierno declara el inicio de la fase 3 de la epidemia de coronavirus | #EnSegundos

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Nota del editor: la autora es historiadora, maestra en Asuntos Internacionales con Especialidad en Política y Seguridad Internacional por la Universidad Anáhuac México.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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