México enfrenta este doble reto: por un lado, en la parte sanitaria con desabasto de medicamentos y falta de atención a enfermos con otro tipo de enfermedades anterior a la pandemia y, ahora, gastos importantes en insumos y cuidados de la vida para las personas infectadas por COVID-19 ya que no poseemos la infraestructura en seguridad social necesaria para la actividad cotidiana menos ahora con la pandemia; y uno segundo –igualmente trascendente– es la baja en la producción industrial, comercio y, turismo, que en este periodo en especial de Semana Santa golpea negativamente de manera directa e indirecta al empleo, teniendo además otro riesgo en cuanto a la inversión que es lo único que ayuda a tener un crecimiento económico que se presenta hoy en día con pronóstico de una caída importante, generando aumento de la pobreza en el país.
Sin embargo, en el ámbito estudiantil, ¿qué papel juega la incertidumbre? ¿Qué está sucediendo con los estudiantes en las universidades? ¿Cuál es su sentir? Más allá de la rápida capacidad de adaptación que tienen tratándose de medios virtuales en las diversas plataformas que están utilizando para obtener información o llevar a cabo sus clases, los jóvenes del país han externado que se sienten estresados, angustiados y algunos deprimidos por las medidas de distanciamiento social. Comentan que esos sentimientos surgen por el incierto escenario económico que se está presentando, sin duda, y que les afectará a ellos y a sus familias, pero la razón de peso en su sentir es más por la falta de relación social cara a cara en las universidades con sus compañeros, maestros y directivos, aún con el manejo intensivo de los dispositivos digitales.
Científicos de Berkeley Institute for the Future of young Americans, tras realizar estudios en jóvenes universitarios concluyeron que desde 2008 la ansiedad en los estudiantes se ha duplicado y las razones pueden ser el uso excesivo de dispositivos digitales; las redes sociales y el estrés por la crisis actual hace en estos momentos que resalte en los estudiantes aún con la angustia su conciencia social que les permite ante la situación pensar que los cuidados necesarios ante el obligado aislamiento no solo son en beneficio de su salud sino de la salud de los demás, lo que permite sentir que su solidaridad va más allá de la comprensión hacia el esfuerzo de sus profesores que se adaptaron con rapidez a las clases virtuales, o hacia los directivos y profesores que tratamos de estar en mayor contacto con ellos, o hacia los administrativos que desarrollan igualmente sus labores por estos medios.