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Una asesinada más, por Georgina Jiménez

En México, el género tiene mucho que ver con la forma de morir; las mujeres siguen siendo proporcionalmente más ahorcadas o asfixiadas, golpeadas hasta morir o acuchilladas, que los hombres.
mar 18 febrero 2020 06:50 AM
Protestas por Fátima
El cuerpo de la menor de siete años fue encontrado en la alcaldía de Tláhuac y el crimen ha generado indignación.

Carlos Bravo Regidor cedió el espacio de su columna a Georgina Jiménez, quien trabaja con datos sobre violencia de género para explicar la magnitud y significado del fenómeno del feminicidio:

En Data Cívica pasamos mucho tiempo pensando en cómo los datos y la tecnología nos pueden ayudar a entender la crisis de violencia, dolor y desesperanza en la que vivimos. Contamos homicidios, feminicidios, desapariciones y secuestros, pero no lo hacemos solo por contar, sino porque creemos, genuinamente, que entender la magnitud, los alcances y tipos de violencia pueden ayudarnos a encontrar respuestas, a diseñar alternativas y soluciones a este profundo agujero del que a veces no estamos seguras si vamos a poder salir.

Las características de las violencias que matan a las mujeres ya están documentadas. Sabemos, por ejemplo, que, en la casa, ese lugar que debería ser refugio y cobijo, fuente de seguridad y tranquilidad, las mujeres corren mucho más peligro que los hombres. Sabemos que, en 2017, por ejemplo, mataron a uno de cada diez hombres en casa, pero mataron a 3 de cada 10 mujeres ahí. Sabemos, además, que para las mujeres que tienen más de 65 años la casa es incluso más peligrosa que la calle (y miren que no es que tengamos las calles más seguras). En 2017, a 6 de cada 10 adultas mayores las mataron ahí, en la “comodidad” de su hogar.

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Además, en México, tu género tiene mucho que ver con la forma en la que puedes ser asesinada. Si bien mujeres y hombres han sido, desde 2007, víctimas de la epidemia de violencia armada que atraviesa el país, las mujeres siguen siendo proporcionalmente más ahorcadas o asfixiadas, golpeadas hasta morir o acuchilladas, que los hombres. Esta tendencia se repite prácticamente en todas las edades, tanto si tienes 7 como si tienes 42, es más probable que te acuchillen o te asfixien si eres mujer. Si tienes más de 12 años, es bastante más probable que mueras por culpa de un arma de fuego que de otra forma, pero si eres mujer y cumples los 65 entonces es más probable que mueras asesinada con un arma blanca o asfixiada.

Lee más: Esta es la cronología del caso Fátima, según la fiscalía de la CDMX

Finalmente, sabemos que las mujeres también hemos sido víctimas de la militarización que ha azotado el país. Sabemos que los incrementos mayúsculos en la tasa de homicidio de mujeres no tienen tanto que ver con lo que tradicionalmente consideramos “violencia feminicida” (asesinatos en vivienda cometidos por personas cercanas), sino con la violencia, cometida con arma de fuego en la vía pública, que mata a los hombres todos los días (como si la militarización no tuviera nada de patriarcal).

Ayer todas despertamos con la noticia de que otra mujer había sido asesinada en la Ciudad de México. Esta vez no era una mujer adulta sino una niña de solo 7 años, quien fue secuestrada al salir de la escuela. Fátima fue reportada como desaparecida el 11 de febrero y cuatro días después fue, desgraciadamente, encontrada sin vida, con signos de violación y tortura. El caso de Fátima se suma al de Ingrid y Abril, feminicidios que evidenciaron la incompetencia de las autoridades para proteger a las mujeres, y que nos llevaron a todas a preguntarnos si habremos ya tocado fondo.

Esto es lo que sabemos del feminicidio de Fátima | #Clip

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Los datos que presentamos arriba (1) no son solo cifras, sino prueba fehaciente de la cultura misógina y cruel que nos arrebata mujeres y niñas todos los días, pero sucesos como el de ayer nos llenan de angustia e impotencia y evidencian que nuestro trabajo jamás le hará justicia a todas las historias desgarradoras que están detrás de los números con los que trabajamos.

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Las tasas de homicidios de mujeres en México son un fenómeno grave y complejo que responde, por un lado, a una cultura que odia a las mujeres, y, por otro, a la militarización del país. Si queremos que menos mujeres sufran las atrocidades que vivieron Fátima, Ingrid, Abril y tantas mujeres más cuyos nombres desconocemos, tenemos que atacar tanto la violencia que ocurre dentro como fuera de la vivienda. Es decir, tenemos que repensar en serio las políticas de prevención de la violencia de género , pero también las estrategias de seguridad en la vía pública. Jamás recuperaremos las vidas de las mujeres que nos fueron tan injustamente arrebatadas, pero aún quedan muchas Fátimas, Ingrids y Abriles que proteger y es nuestro deber hacerles justicia. #NiUnaMás.

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1. Los datos aquí presentados fueron procesados por Data Cívica en conjunto con el Área de Derechos Sexuales y Reproductivos del Programa de Derecho a la Salud del CIDE y publicados en el informe “Claves para entender y prevenir los asesinatos de mujeres en México”.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor(a)(s).

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