El tema ha escalado hasta el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, quien, a través del secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, ha reprobado al gobierno de Echevarría y ha exigido no trasgredir a la UAN.
El mismo rector de la UNAM, Enrique Graue, ha exigido que tanto el gobierno federal como los legisladores hagan algo inmediatamente ante uno de los eventos más detestables que ha vivido la educación superior pública en los tiempos modernos.
A pesar del contundente mensaje a nivel nacional contra la vergonzosa enmienda, pareciera que en Nayarit reina la ley del monte, donde solamente las órdenes del gobernante en turno tienen validez. Porque tanto el apellido Echevarría como el apellido Menchaca han sido de “los dueños del pueblo”, y quizá piensen reinar sobre aquellas tierras donde al parecer no hay justicia para el futuro del país, que son sus estudiantes.
Y así pasa en muchos otros lugares recónditos de la nación, donde prospera el silencio, pero de pronto volvemos a hablar de ellos, por causa de sus deshonrosos gobernantes; por eso conocemos de los Duarte, Borge, Granier, Padrés, entre tantos más, a quienes no les importa pisotear a sus entidades a fin de ganar todo el poder. Sabemos de ellos cuando ya lo robaron todo.
En ese camino va Antonio Echevarría, destilando un fuerte olor a tiranía y a corrupción desde Nayarit, el cual llega a cada rincón del país.
__________________
Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.