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#ZonaLibre | El Paso: la masacre que Trump provocó

La violencia que está germinando en Estados Unidos tiene a Donald Trump como el provocador más evidente, afirma Caleb Ordóñez.
mié 07 agosto 2019 10:00 AM
Caleb Ordóñez promo
Abogado, comunicador y especialista en Periodismo digital por la Universidad Complutense de Madrid.

El Paso, Texas, es de los recuerdos más tranquilos de mi infancia y adolescencia. Sólo mi padre decidió quedarse a vivir en México, para estudiar en Ciudad Juárez, mientras que sus cinco hermanos se quedaron desde muy jóvenes en la ciudad texana. Ellos, como la hermana de mi madre, Ana Talavera, son parte del 84% de ciudadanos latinos que durante años, han hecho crecer a una de las ciudades más serenas y pacíficas de los Estados Unidos. Sólo un paseño podría explicar el amor y la pasión que le tienen a su tierra, atravesada por una larga carretera que divide el este y oeste de la ciudad al que conocen como “el freeway”.

La tienda Walmart ubicada en la zona de Cielo Vista mall, al este de El Paso, se convierte en un punto de reunión para cientos de personas que cruzan la frontera de Ciudad Juárez para comprar la despensa mensual o los útiles escolares.

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Es un lugar para incluso distraerse. Recorrer los pasillos sin necesidad de comprar nada ha sido para cualquier paseño y chihuahuense una actividad normal. Incluso el olor del supermercado es reconocible.

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Hoy, el edificio está sellado y acordonado. La pesadilla del pasado sábado 3 de agosto tiene una estela de muerte que ha enlutado a la ciudad fronteriza, a los Estados Unidos y por supuesto a México, pues la masacre fue dirigida directamente para matar a nuestros paisanos.

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A las afueras del edificio de la cadena norteamericana hay un altar para honrar y recordar a cada una de las 22 víctimas mortales. Una pequeña niña iba de la mano de su madre y le pidió escribir algo en una hoja de papel que todavía resiste en una de las cruces blancas: “Queridas personas que murieron, siempre serán recordadas. Les amamos".

Aún mientras escribo esto, vienen a mi mente decenas de recuerdos de los tantos veranos e inviernos que he pasado en El Paso. Para quienes tuvimos la suerte de nacer cerca de la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso Texas hemos conocido de la grandeza de ambas ciudades hermanadas y separadas solamente por el río Bravo.

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Mientras se libraba la fallida “guerra contra el narco”, Juárez era considerada la ciudad más peligrosa del mundo y en contraste, El Paso disfrutaba de ser una de las urbes más seguras del mundo. Decenas de familias huyeron de la ciudad chihuahuense –que se había convertido en un infierno de matanzas y extorsión– para buscar una mejor vida. Los paseños abrieron los brazos a los mexicanos y compartieron la quietud de sus espacios.

Las lágrimas en El Paso no han sido secadas y parece que la herida tardará mucho en sanar. Lo provocó un joven blanco, de nombre Patrick Crusius.

¿Por qué pasa esto? ¿Cómo es posible que el odio que crea el racismo lleve a esos niveles de destrucción?".

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Uno a prisión, el otro a la boleta

Crusius tendrá que afrontar un juicio, será encontrado culpable y muy probablemente condenado a la sentencia de muerte. Sin embargo, los ojos están dirigidos hacia la casa blanca, se recuerdan las palabras de odio, del insano discurso del presidente Donald Trump desde hace más de cuatro años dirige contra los mexicanos. La violencia que está germinando en Estados Unidos tiene a Trump como el provocador más evidente.

Aunque bastante tarde, el neoyorkino condenó el ataque en El Paso. Habló de justicia, de ley, condenó el racismo, la intolerancia, pero no hay un cambio de actitud en el tema de la migración, ni tampoco del control de armas.

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El gobierno de México tiene que ser más enérgico aún. Mientras el canciller Marcelo Ebrard se alegra por las condolencias del presidente estadounidense, los políticos demócratas norteamericanos han tenido una conducta más tajante ante la desgracia.

Beto O’Rourke, candidato en las primarias del Partido Demócrata, oriundo de El Paso y excongresista por la ciudad, afirmó que consideraba que el presidente de Estados Unidos es un "nacionalista blanco culpable directo de la masacre", así, con todas sus letras.

Hemos visto un aumento en los crímenes de odio, durante una Administración en la que tienes a un presidente que llama a los mexicanos violadores y criminales. Ha tratado de hacer que tengamos miedo de ellos. (Trump) Es un racista y aviva el racismo en este país. Y eso no solo ofende nuestras sensibilidades. Cambia fundamentalmente el carácter de este país y lleva a la violencia".
- Beto O’Rourke

¿Cómo detener el odio?

Las vidas perdidas de los 22 personas, además de los 24 heridos no pueden ser en vano. La sangre de los ocho mexicanos caídos no puede ser acallada. La sangre grita por justicia, por que el mensaje de odio contra los mexicanos sea erradicado por completo. Los esfuerzos tímidos del gobierno de México nunca serán suficientes.

Pero está en la comunidad latina y los aliados que se les unirán por esta situación, quienes pueden frenar al verdadero causante de la polarización, ese sujeto estará hoy en El Paso, es el presidente Donald Trump que no tiene cara para deslindarse de su discurso xenófobo y antimexicano entre sus seguidores.

Si esta situación no lo hace bajar en las encuestas considerablemente, entonces hay una descomposición política y social en nuestros vecinos del norte que se ve imposible de erradicar.

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El presidente López Obrador dice que no quiere hablar mucho del tema, pues dice “No quiero personalizar, es decir, no voy a mandar ningún mensaje con dedicatoria –A Trump- porque no quiero que se vaya a malinterpretar electoralmente”.

Es importante recordarle que nuestro propio país la polarización ya tiene señales de odio y violencia entre sectores de la poblaciones, ya sean “fifís” o “chairos”.

La masacre que provocó los constantes mensajes de odio por parte de Donald Trump debe de prender las alarmas para que una situación similar no se produzca en México. Que allá, nuestros hermanos norteamericanos lo detengan a punta de votos. Que aquí, dejemos de dividirnos y alentar más el mensaje de odio unos contra otros. Ésta sería la mejor forma de honrar a las víctimas de la peor masacre cometida contra mexicanos fuera de México.

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