No es un tema menor: se deben cuidar las formas y la integridad de las fuerzas castrenses pues, si sus objetivos cambian al tenor de la coyuntura, ¿quién queda para atender la seguridad interior, y acaso la seguridad nacional?
Asimismo, la falta de un proyecto civil de largo plazo y la carencia de una cultura de seguridad, han pasado factura a la Policía Federal, hoy desprestigiada y desesperada ante las perspectivas de su exclusión del nuevo proyecto.
Que no quede duda: la apuesta es que la Guardia Nacional funcione. Para ello, la integración de la Policía Federal es fundamental y el panorama no es óptimo. Integrar un cuerpo civil con dos castrenses es complejo, pues tienen distinta formación, disciplina, doctrina y remuneraciones; de ahí las protestas que no cesan por parte de las divisiones de la Policía Federal que ya han iniciado su transición.
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Restricciones de presupuesto, administrativas y de personal, serán también obstáculos, además de la poca capacidad de investigación e inteligencia que urge construir. En cuanto a presencia, vigilancia y patrullaje, el panorama es más positivo, pero lejos de ser óptimo.
Más allá de la Guardia, también de otras piezas dependerá el éxito del proyecto federal. Con la nueva Fiscalía, por ejemplo, ha quedado en el tintero la revisión de la unificación de las policías investigadoras con las preventivas.
Además, ¿qué pasará con las funciones policiales federales en migración o Aduanas? Destruir un proyecto inacabado puede contribuir al abandono de estos asuntos".