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La Estampa | El ataque terrorista del supremacismo blanco

El ataque en El Paso fue el atentado más grave y directo contra ciudadanos mexicanos fuera de nuestro territorio, sobre esto escribe León Krauze.
lun 05 agosto 2019 06:00 AM
Tiroteo Texas.
La policía de la aduana y la Patrulla Fronteriza pasan junto a personas que fueron evacuadas de Cielo Vista, el centro comercial en el que se encuentra el Walmart donde se produjo el tiroteo del sábado 2 de agosto.

El hombre entró al lugar con la intención única de matar mexicanos. Apuntó el arma, un rifle de asalto diseñado para la caza de seres humanos, contra hombres, mujeres y niños que huían despavoridos. Una joven madre hispana se aventó sobre su hijo pequeño para protegerlo.

Entre la lluvia de plomo, logró salvarle la vida. Ella murió, acribillada. Al final, en una escena descrita por el jefe de policía local como “horrenda”, una veintena de seres humanos yacían en el piso, el cuerpo destrozado por el grueso calibre, su sangre inundando el piso de la tienda, un sitio habitual para mexicanos de Juárez y mexicoamericanos de El Paso: mexicanos todos. En los hospitales, decenas más trataban de recuperarse de heridas brutales, incluida una niña mexicana.

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Que no quepa duda. Lo ocurrido en El Paso fue un ataque terrorista del supremacismo blanco contra la comunidad hispana. Seamos más precisos. El ataque de El Paso fue el atentado más grave y directo contra ciudadanos mexicanos fuera de nuestro territorio. Aunque en los atentados del 11 de septiembre murieron un mayor número de mexicanos, la masacre de El Paso tuvo a la comunidad mexicana de la ciudad fronteriza como objetivo principal. Así lo explicó el asesino en su execrable manifiesto, publicado minutos antes de la masacre, y así lo dijo también una vez que lo capturaron, de acuerdo con oficiales de policía.

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Su objetivo era matar el mayor número posible de mexicanos. De ese calibre es lo ocurrido el sábado. ¿Cómo ha respondido el gobierno de México al que es, vale la pena repetirlo, el peor atentado contra ciudadanos mexicanos y miembros de la comunidad mexicoamericana del que se tenga registro? Con tibieza. Aunque el canciller Ebrard reaccionó anunciando posibles medidas como respuesta al ataque terrorista, en el escenario del horror a las cosas hay que decirles por su nombre y a los responsables, directos e indirectos, hay que exhibirlos como lo que son: instigadores de la brutalidad.

El ataque en El Paso es producto directo del discurso del odio que, en Estados Unidos, tiene como protagonista principal a Donald Trump".

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Trump ha dedicado ya cuatro años a golpear, acosar y calumniar a la comunidad inmigrante hispana. Una masacre como la del fin de semana era solo cuestión de tiempo. Basta ya. El gobierno de México tiene que encontrar la manera, y la valentía, de condenar sin cortapisas la retórica nativista que, ahora queda más claro que nunca, puede no solo trastornar horriblemente la cotidianidad de millones de mexicanos que trabajan con honestidad en Estados Unidos sino costar vidas mexicanas.

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Es hora de decirle a las cosas por su nombre. Es un asunto de dignidad elemental".

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