Este juego de caos, de berrinches y de lucha de fuerzas está resultando demasiado costoso para el país, pero eso no parece quitarle el sueño al presidente.
Señor presidente, muchos lo apoyamos, sin ser de su movimiento, convencidos de que lo que había era insostenible, por los excesos, la corrupción, la soberbia y el alto costo para el país.
Varios seguimos dispuestos a darle el beneficio de la duda. Pero no si es para dinamitar, sino para corregir y construir, cosa que no está sucediendo.
Usted conoce la realidad social del país como pocos; por eso ganó. Hoy ya no estamos en campaña; para gobernar hay que conocer toda la realidad del país, y para eso, hay que escuchar a todas las voces.
Por el bien de su gobierno, y del país, aprenda a escuchar, presidente. Un presidente que no escucha no conoce la realidad, y quien no conoce la realidad es incapaz de gobernar adecuadamente.