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Había una vez 134 migrantes en un tráiler

En la crisis migratoria hay un jugador que no sale en la foto: los traficantes de personas, que han multiplicado el tamaño de su operación. Combatirlos debe ser prioritario.
vie 28 junio 2019 09:15 AM

¿Quién mató a Óscar y a su hija Valeria Martínez? Padre e hija y Valeria Ávalos, la madre superviviente a la fotografía que dio la vuelta al mundo, tenían visas humanitarias concedidas por México. Aun así, decidieron arriesgar sus vidas para llegar a Texas y cruzaron un río que va cargado en etapa de lluvias, cuando se abren las compuertas de las presas.

El jueves a las 10 de la mañana, la Policía Federal y miembros del Ejército encontraron un tráiler abandonado en la carretera 180 de Veracruz con 134 personas en su interior, gracias a los ruidos que hacían al tratar de escapar del horno en el que las dejó un chofer ya detenido. Había 71 menores de edad, niños y adolescentes que no murieron por un milagro. Solo hace dos semanas habían aparecido 791 migrantes en cuatro contenedores en el puerto de Veracruz.

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La gente quiere llegar a Estados Unidos a cualquier costo. Los casi 90,000 migrantes principalmente centroamericanos detenidos en la frontera duplican la cifra de hace un año. Las cifras de muertos en el intento de cruzar la frontera crecerá exponencialmente frente a los 283 del año pasado. ¿Qué puede hacer México?

Freno y combate a los ‘polleros’

México puede enfocar sus esfuerzos en que la Guardia Nacional sea un cuerpo disuasorio eficaz y capacitado en trato humanitario. Dejar claro que no es territorio de paso de cualquiera, sino un Estado que cuida sus fronteras. Lo mismo hacen los países del sur de Europa. También, en exigir a Estados Unidos corresponsabilidad y apoyo económico tanto en los costos como en el proyecto de desarrollo de Centroamérica.

Lee: Así están distribuidos los elementos federales que contienen la migración

La política disuasoria en la frontera sur, de detener el flujo de migrantes, puede tener efectos positivos. Primero, al enviar el mensaje de que no será fácil llegar por México, se reducirá el número de personas dispuestas a arriesgar sus vidas frente al crimen organizado, los peligros del viaje (el jueves murió Waldina, una migrante hondureña, arrollada por ‘La Bestia’) y un destino incierto que puede acabar en prisión o en un campo de refugiados. Segundo, al enfocar la atención en los verdaderos problemas: la crisis política, económica y de seguridad que viven nuestros países vecinos. Tercero, y derivado de lo anterior, al hacer evidente la necesidad de apoyo internacional al plan de desarrollo integral de Centroamérica, una iniciativa en la que el gobierno mexicano está mostrando una ambición de política exterior y una visión articulada que sería bueno ver en otras áreas.

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La labor de la UIF

A la vez, es imprescindible enfocarse en los medios por los cuales familias enteras ponen en riesgo sus vidas. ¿Qué organizaciones tienen la capacidad logística para mover esa cantidad de personas? ¿Quiénes se están enriqueciendo, a más de 3,000 dólares por cabeza, con esta operación? ¿Qué organizaciones del crimen organizado controlan a los ‘polleros’?

De la masa organizada por organizaciones civiles que arrancó en diciembre de 2018, desde febrero de este año las cifras nos hablan de una operación logística y de una complejidad que van más allá de cualquier operación casera.

La batalla que libra México no puede plantearse contra los migrantes. Sí contra las organizaciones criminales que fletan contenedores repletos de personas, que envían a miles de personas diariamente a la muerte, la ruina o la prisión y solo a una minoría al sueño americano.

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La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de Santiago Nieto ya tiene abiertas varias carpetas de investigación, ya hay cuentas congeladas y, según fuentes del gobierno, ya hay consignaciones en marcha.

No hay política migratoria agradable. Lo que nos queda es combatir, con policía y con inteligencia financiera, al crimen organizado que vende la esperanza por miles de dólares y tratar de construir una frontera eficaz, como la tiene Europa, que frene el flujo mientras buscamos cómo apoyar a los países en su desarrollo en el largo plazo —esa será nuestra aportación al G20— y exigimos corresponsabilidad a Estados Unidos.

Las fotos que veremos por el camino van a hacer visible la tragedia humana y van a tener costos políticos. Las visiones nacionalistas, las buenas intenciones o una visión no realista del papel de México en el mundo y de su economía en este momento de gran vulnerabilidad proponen cambios de rumbo. Poner la mira en las cuentas y en las personas que se están enriqueciendo con esta tragedia humana, las caras detrás de estas muertes, parece por tanto una elección acertada.

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