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#ZonaLibre | ¿Sabe México que es racista?

La fotografía del salvadoreño Óscar Martínez y su hija Valeria ahogados en el Río Bravo no ha causado tanto recelo en la sociedad mexicana, ¿será una señal de racismo?, reflexiona Caleb Ordoñez.
mié 26 junio 2019 06:05 AM
Migrantes centroamericanos
Migrantes de Centroamérica cruzan el Río Bravo con todo y niños en el intento de llegar a los Estados Unidos, sin importar los riesgos que implican las aguas de esta frontera natural con México.

Esa cruda imagen refleja la intensa crisis migratoria. Se trata del salvadoreño Óscar Alberto Martínez Ramírez, y su hija Valeria, de un año y 11 meses, quienes murieron ahogados en el Río Bravo al intentar cruzar la frontera e ingresar a Texas. La esposa de Óscar y madre de Valeria, Tania Vanessa Ávalos, fue testigo de todo. Vio cómo sus seres queridos eran arrastrados por la corriente del río y los hundió.

Evidentemente destrozada, Tania narró la situación que los orilló a buscar cruzar la frontera arriesgando sus vidas. Dijo que desde hace dos meses ella y sus familiares permanecían en un campamento de migrantes ubicado en el puente Puerta México, en espera de conseguir una cita para pedir asilo político al gobierno de Donald Trump. Explicó que contaban con visa humanitaria por parte del gobierno mexicano. Que su esposo estaba desesperado por la situación y ella le pedía que se regresaran mejor a su país. Pero el sueño americano de Óscar se había convertido en una obsesión.

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Salvadoreños en Río Bravo
Tragedia. Los cuerpos sin vida de un migrante y su bebé fueron localizados a la orilla del Río Bravo en Matamoros.

No fueron las únicas víctimas, ese mismo día, en Texas agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron los cadáveres de otras cuatro personas: una mujer aproximadamente de 20 años, un niño pequeño y dos bebés en un área cercana a la frontera con México.

La imagen más dolorosa y trágica en verdad duele: los cuerpos ahogados de un padre y su hija abrazados exhiben el drama de los miles de migrantes que no sólo tienen que aguantar el traslado inhumano del tren “la bestia”, enfermedades, vejaciones, violaciones, hambre, temperaturas de 45 grados centígrados, o más. La situación ha dado un giro brutal por el hecho de que cada día más centroamericanos aseguran recibir malos tratos y persecución por parte del ejército mexicano.

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El debate de los migrantes en México es más racista y xenófoba de lo que muchos podrían imaginar. Al inicio del gobierno de López Obrador se ofrecía un trato humanitario y que México fuera una especie de lobby para todos los que buscaban llegar a los Estados Unidos. Las caravanas migrantes hicieron enfurecer al presidente norteamericano Donald Trump y la amenaza de subir los aranceles a productos mexicanos causó un freno al tema migratorio y un cambio de actitud frente a estos grupos de miles de forasteros.

Las presiones norteamericanas sobre el gobierno mexicano se han traducido en militarización de la frontera sur, retenes y redadas para detener a los migrantes.

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Excesos de la Guardia Nacional

Un video de la agencia AFP muestra el momento cuando una mujer y su pequeña hija son perseguidas y jaloneadas por elementos de la Guardia Nacional a las orillas del Río Bravo, logrando su cometido y separándolas de los otros miembros de su familia que sí lograron pasar hacia territorio estadounidense.

La Guardia Nacional detiene a migrantes en la frontera con EU

Una inexplicable situación, pues la Guardia Nacional, según las palabras de López Obrador, no tiene ninguna instrucción de hacer algo así. Al hablar de este tema en la conferencia de prensa del pasado martes, AMLO señaló:

"Nosotros estamos cumpliendo un compromiso que hicimos de identificar (a personas migrantes) en el frontera sur, de hacer un registro; eso es un asunto legal, lo estamos llevando a cabo y al mismo tiempo estamos apostando a dar opciones a los migrantes en sus lugares de origen y en México en eso estamos trabajando y cuidando que no se violen Derechos Humanos" y sentenció, "nosotros tenemos la obligación de defender al migrante para que no haya esa xenofobia, que es una actitud racista, clasista, nefasta; aún cuando me quede en minoría, porque esos son asuntos de principios".

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¿Qué tan intolerantes somos?

¿Los mexicanos somos racistas, clasistas y nefastos con los migrantes? La respuesta es un terrible “si, lo somos”. Según una encuesta realizada por el periódico El Financiero, el 63% de los mexicanos opina que México debe cerrar las puertas de la frontera sur, sí, como el famoso muro de Donald Trump. Muchos mexicanos consideran que en nuestro país primero se debe atender a los paisanos pobres y marginados, antes que apoyar a los migrantes. Una posición muy parecida a la que apoyan los seguidores de Trump para levantar el muro.

Un interesante estudio realizado por el doctor Campos Vázquez del CIDE presenta datos concretos sobre la interrelación entre racismo y clasismo en México.

En la autopercepción del color de piel, la mayoría de los mexicanos eligen un color más claro. Es decir, a la pregunta ¿cuál considera que es el color de su cara? El 67% de los encuestados dijo ser blanco intermedio y el 12% dijo ser blanco rosado.

Sin embargo, cuando el color de piel es contrastado por el encuestador con el patrón PERLA, el color de piel se obscurece. Esto quiere decir que la población mexicana tiende a percibirse con un color de piel más claro respecto al que verdaderamente tiene y nos es difícil aceptar que nuestra piel pueda ser más oscura, pues lo relacionamos directamente con la cuestión socioeconómica.

¿Recuerda la fotografía del niño sirio Aylan Kurdi, cuyo cuerpo ahogado fue localizado en una playa turca en 2015, cuando su familia pretendía migrar a Europa? La imagen recorrió el mundo causando una fuerte indignación. ¿Por qué la fotografía del salvadoreño Óscar y su hija Valeria no ha causado tanto recelo en la sociedad mexicana? Quizá es porque debemos aceptar que uno de los problemas más serios en nuestro país es el tabú de hablar sobre nuestro racismo, misoginia, homofobia y otros tipos de violencia e intolerancia. La actual crisis migratoria, de cierta manera nos ha desnudado y nos ha enfrentado a lo peor de nosotros mismos como sociedad.

La realidad migrante no tiene colores de banderas o pasaportes, sino que se trata de una desgracia humana, que tiene que ver con la explotación, los desplazamientos, la concentración de la tierra, o el despojo de los medios de reproducción de la vida en distintas regiones del mundo.

Hoy debemos ser solidarios, de otra manera nos convertimos en cómplices de los políticos racistas y xenófobos, que abundan en todas partes del mundo.

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