OPINIÓN: ¿Qué pasará con el mercado de 'estrategas' políticos?
Nota del editor: Don Porfirio Salinas es híbrido de política, iniciativa privada y escenario internacional. Priista orgulloso de “el valor de nuestra estirpe” (Beatriz Paredes dixit); antagónico al Peñismo, que atentó contra esta estirpe. Convencido de la política como instrumento de construcción de país, desde cualquier trinchera. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(ADNPolítico) - Se acercan los procesos electorales de 2019, un proceso pequeño, pues solo participarán seis estados; sin embargo, serán de alto impacto porque la mayoría están bajo el mando del PAN, por el caso extraordinario de Puebla y por ser los primeros que le tocarán al actual gobierno.
Dos gubernaturas altamente simbólicas se renovarán. Por un lado está Baja California, el bastión histórico del PAN, al ser la primera gubernatura que perdió el régimen hegemónico del PRI en 1989. Si se confirma la actual tendencia, Morena ganará este emblemático estado con amplio margen.
Por otro lado está Puebla, que tendrá elección extraordinaria tras el deceso de la gobernadora, Martha Erika Alonso, y su esposo, Rafael Moreno Valle. Tras un muy sucio proceso, el año pasado el PAN ganó. Hoy, el panorama da amplia ventaja a Morena, aunque primero deben resolver sus serios problemas internos.
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Puebla es uno de los 10 estados más poblados del país. El PAN sólo gobierna dos de ellos y al perderlo Morena gobernaría cuatro de los diez estados con mayor residencia, un tema no menor en términos electorales.
Con elecciones intermedias, en su mayoría de ayuntamientos, también se encuentran Aguascalientes, Tamaulipas, Durango y Quintana Roo. En todos ellos, Morena tuvo un crecimiento meteórico en las pasadas elecciones federales de 2018. El panorama no es positivo para el PAN.
Estos procesos electorales continuarán con la apabullante oleada que tuvo Morena en 2018 a nivel nacional, al tener a un presidente con los índices más altos de aprobación de cualquier inicio de sexenio, pero sobre todo, al tener partidos de oposición completamente desdibujados.
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Buena parte de los descalabros electorales que han tenido el PRI y el PAN los últimos cuatro años se explican por sus desatinadas estrategias electorales y su desconexión con la sociedad. En esto, los llamados estrategas políticos y electorales han sido centrales.
El PRI, el PAN y, en menor medida, el PRD desarrollaron un grandísimo mercado negro de estrategas y asesores. La mayoría fueron pagados con dinero ilegal y en efectivo gracias a las reformas electorales de 2008 y 2013-14, en un intento desesperado por ganar elecciones a como diera lugar.
Los efectos fueron devastadores. Muchos de estos estrategas instauraron en México procesos electorales de denuesto, agresión y señalamientos vacíos. Se generaron las famosas campañas “de contraste”, como principal método, tensando cada vez más el ambiente.
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Llegó una camada de estrategas extranjeros -principalmente españoles y algunos latinoamericanos- que cobraban más de 500 mil pesos (me vi muy bajo) por mes para ensartar a quienes los contrataban fórmulas genéricas que simplemente no empataban con la realidad social del país.
Se desplazó a un buen número de estrategas mexicanos que cobraban mucho menos que eso y que tenían un mayor conocimiento de nuestra realidad. Claro, fueron muchos más los asesores mexicanos que entraron en la misma dinámica de los extranjeros.
Se creó un mundo de mentiras, donde muchos se autoproclamaron como “los mejores del mundo”, “los reyes de las redes”, entre otros motes. Presumían haber trabajado con grandes dignatarios extranjeros, aunque solo fueron subcontrataciones de otros subcontratadores de una larga cadena.
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Llegó a México la parafernalia de los grandes eventos de marketing político con una oleada de premios, pagados por ellos mismos, para reconocerse entre ellos y encarecer sus servicios para un público ignorante y arribista que representaba México.
México se volvió el paraíso internacional de estos estrategas que, conforme más presencia tenían, más caro cobraban, más dinero ilegal se iba a las campañas y más procesos electorales perdían sus principales asesorados.
La entrada de Morena a la competencia electoral cambió de tajo la realidad. Algo que se le debe reconocer a ese partido es que vino a demostrar que no eran necesarias las millonarias carretadas de dinero que el PRI y el PAN usaban para las elecciones.
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Morena entró a las campañas electorales gastando, en el peor de los casos, una quinta parte de lo que gastaban el PRI y el PAN. Se dedicó a hacer campañas directamente con la sociedad, no a través de grandes espectaculares, compra ilegal de espacios en medios, utilitarios, entre otros.
Demostró que no era necesario contar con un ejército de estrategas políticos y electorales de tierra, de medios digitales, de campañas de “contraste”, de discurso, y de un largo etcétera, porque ninguna campaña podía estar sin un “especialista” para cada tema bajo la visión del PRI y el PAN.
Por supuesto que usaron asesoría, pero fue de manera mucho más focalizada y no con las exorbitantes tarifas que se usaban. Fueron muchos los estrategas tradicionales que quisieron subirse a la ola ganadora, aunque las puertas fueron cerradas tajantemente.
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Hoy, el mundo de estrategas y asesores políticos y electorales pasa por una seria crisis. No sólo una crisis de negocio sino de credibilidad. Ellos abonaron a encarecer significativamente las elecciones de este país y hoy no parece haber mercado.
El PRI y el PAN están en su nivel más bajo de recursos públicos y cada vez con menos patrocinadores, por lo que ya no les alcanza para esos lujos. Morena simplemente no tiene la costumbre de contratar esos lujos, pues han sabido ganar elecciones de forma más sencilla y efectiva.
Estamos en el mejor momento posible para hacer un alto en el camino, revertir los grandes daños de esta parafernalia electoral, hacer una depuración de tanto charlatán y dejar un mercado de estrategas profesionales y bien intencionados. Sí los hay y muchos son mexicanos, también algunos extranjeros.
Necesitamos asesores que entiendan la realidad social del país, que estén dispuestos a ayudar a formar políticos más comprometidos y a dejar la estrategia de encono y polarización que tanto se promovió. Esperemos que la “cuarta transformación” pueda propiciar este cambio.
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