La mayoría de los hogares sólo tienen una persona objetivo de cuidado. Tal es el caso de Zeltzin, licenciada en Comunicación y maquillista profesional que decidió ser madre. Junto a su esposo, Emmanuel, se dedican al cuidado de su bebé, aunque casi todo el peso recae en ella.
No es el único caso, así es la tendencia. De las 31.7 millones de personas cuidadoras, el 75.1% son mujeres, y solo el 24.9% son hombres. La proporción también es dispar en el total de horas dedicadas al apoyo, donde las mujeres dedican en promedio 38.9 horas a la semana en labores de cuidado, frente a 30.6 horas de los hombres.
Andrea Larios, integrante del Centro de Análisis e Investigación Fundar, explicó que esta disparidad se debe a la división social del trabajo, una estructura social que determina los roles sociales de las personas, en el que los hombres son los que realizan el trabajo y se desenvuelven en la esfera pública, mientras que las mujeres se quedan en el ámbito privado, a cargo de la casa y los cuidados.
El 48.9% de las mujeres cuidadoras no son económicamente activas, y dedican su tiempo a las labores domésticas y de cuidado de sus hogares, como Zeltin. De acuerdo con las estadísticas, son los hombres quienes están más económicamente activos, y destinan más horas al trabajo.
Esta explicación es respaldada por Claudia de Anda, también integrante de Fundar, quien toma los resultados de la ENASIC 2022 como una muestra clara de este fenómeno, que incluso se replica en las labores de cuidado.
“Las mujeres siguen haciendo las labores de cuidado en el ámbito de lo privado, mientras que los hombres hacen labores de cuidado en el espacio público. Es decir, ellas son las que están al pendiente de las personas que cuidan, como darles de comer, el aseo, darles medicamentos; mientras que son ellos quienes los ayudan a desplazarse del hogar, de llevarlos a las citas médicas e incluso de acompañar”, explicó.
La demanda de cuidado no se limita a los cuidados físicos, sino también emocionales. Claudia de Anda explica que el rol asignado a las mujeres como mejores cuidadoras, se exige que sea efectivo como afectivo.