"Sin igualdad de oportunidades, la movilidad social de millones de mujeres de todos los estratos sociales se ve truncada, y se profundizan las condiciones de pobreza para muchas de ellas y sus familias”, apunta el CEEY.
El SNC y su relación con la movilidad social
La movilidad social es el cambio en las condiciones socioeconómicas de las personas, es decir, las mejoras o retrocesos en educación, salud, ingresos, ocupación, entre otros. Este cambio depende en mayor medida de factores fuera del control de las personas, como el lugar en donde nacieron, su tono de piel o la educación que alcanzaron sus padres.
Dentro de estos factores, el CEEY calcula que la protección social, los cuidados infantiles y otros servicios de cuidados determinan el 11% de la desigualdad de oportunidades a nivel nacional, mientras que para las personas que se encuentran en los niveles socioeconómicos más bajos determinan el 38%.
El problema de esto es que en México la seguridad social está determinada por las condiciones de trabajo, pues únicamente los empleos formales gozan de este derecho, dejando a más de la mitad de la población (56% de la población de 15 años o más) en situación de vulnerabilidad, especialmente a las mujeres.
El trabajo doméstico y de cuidados rara vez son pagados y no cuentan con protección social. Sin embargo, el CEEY señala que a través de un sistema de cuidados se puede mejorar las condiciones de trabajo de las personas cuidadoras, las que reciben pago y las que no. Dando la opción de decidir, con mayor facilidad, participar en el mercado laboral y buscar un empleo formal; propiciando también mejores condiciones de aseguramiento y remuneración para las personas empleadas en servicios de cuidados.
En nuestro país la movilidad social es tan baja que 74 de cada 100 personas que nacen en los hogares más pobres no pueden mejorar sus condiciones aunque se esfuercen, por ello, se necesitan herramientas que promuevan la igualdad y mejorar el acceso a servicios de cuidados y protección social.
Las investigaciones del CEEY concluyen que las desigualdades por condiciones de origen pueden compensarse si se cuenta con protección social y servicios de cuidados.
"Los cuidados son esenciales para nuestro bienestar y alguien tiene que proveerlos, pero las personas cuidadoras no deberían ver limitada su movilidad social por brindar estos apoyos", CEEY.