La situación no mejoró y el segundo préstamo ya no pudo pagarlo, así que acudió a otro crédito para pagar el primero y así se fue llenando de deudas, hasta que tenía más de 40,000 pesos en créditos y amenazas recurrentes a su WhatsApp para recordar que el día de vencimiento se acercaba y, que de no hacerlo, enviarían mensajes a todos sus contactos para evidenciar su falta de cumplimiento.
"Sacar préstamos en la aplicaciones es muy fácil; yo creí que podía controlarlos, pero hubo unos meses en que no me cayeron pagos que tenía programados y tuve que endeudarme más para que no se vencieran los créditos y el tiempo me fue ganando. Me daba miedo que a mis clientes les fuera a llamar o mandarles fotos mías", expresa.
Armando explica que cuando sacas un crédito vía estas aplicaciones no te piden aval, comprobante de ingresos o de que no estás en el Buró de Crédito, en cambio te piden que les des acceso a tu cámara, calendario, contactos y fotos de tu celular. "Les abres tu celular y prácticamente hacen lo que quieren".
Este padre de familia de Gustavo A. Madero señala que muchas aplicaciones hacen trampas para quedarse con tu dinero. "Me ocurrió que un préstamo a ocho días, pedí 5,000 pesos y solo me depositaron 2,700 pesos, pero me cobraron como si me los hubieran dado completo, ¿a quién le reclamas?", cuestiona.
Para Armando la situación se volvió insostenible, los mensajes de "recordatorios" de pago comenzaban a llegar tres días antes con llamadas, mensajes de teléfono y por redes sociales. Tuvo que hablar con su familia y su hermano le ayudó a sacar un crédito bancario para liquidar de una vez por todas los préstamos en las apps en las que los intereses cambian sin previo aviso.
"Yo me endeudé justo para evitar que me exhibieran y afortunadamente ya me deshice de eso, pero conozco gente a la que sí la boletinaron como secuestrador o estafador con todos sus contactos", platica.