Los miembros de la familia que están dentro de esta situación de violencia pueden sufrir estrés, ansiedad, estrés postraumático, entre otro tipo de problemas psicológicos. Esto sin contar los daños físicos de los hijos que pueden ser víctimas de la violencia vicaria.
Los niños como víctimas centrales
La infancia es particularmente afectada por la violencia vicaria, al ser el blanco de agresiones de las exparejas de las mujeres. Los hijos no solamente pueden ser maltratados físicamente. Incluso, cuando el agresor no se puede acercar a ellos, puede enviarles amenazas, hostigarlos y acosarlos por diversos medios.
¿Por qué es importante tipificarlo como un delito específico?
La violencia vicaria puede ser solo el inicio de una serie de actos de agresión en contra de los hijos y la mujer. En algunos casos de feminicidios existen antecedentes de violencia intrafamiliar que siguió aún después de la separación de la pareja.
Además, algunas mujeres no pueden denunciar al agresor debido a que no son ‘directamente’ afectadas. De este modo, tipificar el delito de la violencia vicaria permite proteger a los hijos y a la madre, tanto a nivel de prevención, como de erradicación y sanción.
Así, la tipificación de la violencia vicaria puede acarrear sanciones para el agresor que van desde limitaciones en el ejercicio de la custodia o la convivencia con los hijos, limitaciones en los derechos civiles, políticos e incluso la pérdida de la libertad. Esto, dependiendo del grado de violencia de cada caso.
De acuerdo con Animal Político, la Comisión Nacional de Derechos Humanos está analizando 150 casos de violencia vicaria en diversas partes del país.