“Estamos en cifras muy altas de violencia, son cifras que no se habían visto, hay miles de desplazados internos, toques de queda, como si volviéramos a vivir la misma etapa de cuando empezó la Guerra contra el narco. Éste se perfila a ser el sexenio más violento, pero lo peor es que el presidente está convencido de que todo está funcionando y de que no hay que cambiar un ápice a la estrategia”, sostiene.
El objetivo de su administración era reducir el homicidio entre 30 y 50% en los tres primeros años , una meta que no solo no se alcanzó, sino que se ve incumplible aún al finalizar el sexenio. Entre el 1 de diciembre de 2018 y el 31 de julio pasado suman 127,162 muertes violentas, de las que 123,550 fueron homicidios dolosos y 3,612 feminicidios. Esa cifra de muertes violentas, ya superó a las registradas en todo el sexenio de Felipe Calderón cuando se inició la llamada guerra contra el narcotráfico.
A las 17:00 horas en Palacio Nacional y rodeado de miembros de su gabinete, el presidente rendirá un informe de Gobierno, el número 15 en 45 meses de su administración en el que enlistará los avances de su sexenio como la construcción de obras, programas sociales, la reestructura del sistema de salud, combate a la corrupción, rubros en los que aún prevalecen grandes desafíos.
Sin embargo, el hartazgo que generaron gobiernos anteriores explica que los ciudadanos respalden esta administración, aún sin los resultados esperados, consideran los especialistas consultados.
“La llegada de Andrés Manuel se dio en el contexto de hartazgo hacia el gobierno de Peña Nieto, del PRI, del Pacto por México. López Obrador ha sacado provecho, por ejemplo con la reforma energética al PRI se pidió un plebiscito, pero no se quiso hacer y se aprobó de forma exprés, mientras que Andrés Manuel ha hecho consultas. Él le está hablando a ese público que recuerda el gobierno de Peña Nieto”, refiere Mónica Montaño.
Azucena Rojas, profesora de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey, considera que esta administración tiene aspectos positivos como en recaudación fiscal, aunque esos recursos se están yendo a programas sociales que no está comprobado que tenga un efecto en la disminución de desigualdades.