El presidente López Obrador ha dicho que él solo se hace responsable de su hijo Jesús Ernesto, por ser menor de edad y de quien Pío es padrino de bautizo. Para este último, lo anterior es lo correcto. “Uno ya está grandecito y debe de ser responsable de sus actos”, enfatiza.
Pío rechaza la idea de ser el hermano presidencial rodeado de privilegios, contratos o dinero y asegura que ellos viven en la “justa medianía” en una colonia de clase media en Tuxtla Gutiérrez.
¿Qué piensa cuándo le llaman el ‘hermano incómodo' remitiendo a la figura de Raúl Salinas de Gortari?
—¡Es una estupidez! ¡No tenemos nada que ver con lo que hizo esta persona con el país!, reacciona Pío López Obrador quien una y otra vez asegura que no cometió ningún delito.
¿Qué siente de que se use su imagen cómo símbolo de la corrupción en el gobierno de su hermano?
—Pues eso es lo que justamente se ha hecho, esto es mediático y político, se ha buscado dañar la parte más importante del proyecto que es el combate a la corrupción, señala con voz firme.
“De donde venga, siempre que sea lícito”
Palenque es el lugar en el que la familia López Obrador ha creado sus recuerdos, ‘su agua’ y en donde Pío tiene plantíos de cacao y maderas que él mismo ha sembrado. Su finca está hombro con hombro con “La Chingada”, refugio del presidente y a donde promete se irá después de terminar su sexenio. Sus sobrinos, Andrés y Gonzalo, también cultivan cacao con el que nutren la “ Chocolatería Rocío ”, su boutique de trufas, bombones y chocolates con sucursales en Villahermosa, Tabasco y la Ciudad de México.
Este tabasqueño de 63 años viste una playera polo verde, muy parecida a la que porta en uno de los videos, y la conjuga con unas sencillas bermudas grises y tenis, ideales para el calor de 35 grados que ese sábado abrasa esta parte del sureste de México. Su trato es afable, no llega con seguridad ni camionetas blindadas, solo con una persona que le ayuda a manejar en carretera y en los trabajos de la finca.
En un lapso de dos horas, Pío insiste varias veces en su inocencia. “Ha sido muy duro”, dice al explicar la afectación que percibe a nivel familiar y que en estos años prácticamente se ha quedado sin participar en actos públicos en su departamento de Tuxtla Gutiérrez, donde vive con su esposa.