Pasaron 1,153 días desde el inicio de su gobierno para que se presentara la "primera gran crisis" de comunicación del presidente Andrés Manuel López Obrador. La renta de una residencia en la que vivía su hijo José Ramón López Beltrán, propiedad que pertenece a quien fue un alto ejecutivo de una compañía contratista de Pemex, originó la polémica más durarera de la administración y de la que ha habido un errático control de crisis que podría repercutir en su imagen y aprobación.
Durante los 38 meses de su gobierno, al presidente López Obrador se le ha cuestionado por el dinero que recibió su hermano Pío López Obrador de manos de un exfuncionario de Chiapas y quien más tarde ocupó la titularidad de Protección Civil, David León; por los contratos que obtuvo con Pemex una empresa de su prima, Felipa Obrador; por los 150,000 pesos que recibió su otro hermano Martín López Obrador; por la riqueza inmobiliaria del director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett. Sin embargo, ninguna de esas polémicas había incomodado tanto al presidente López Obrador y lo había hecho intentar diferentes salidas a un mismo tema.