El municipio se ha debatido entre el estigma y la miseria. Si bien fue la cuna de narcotraficantes famosos; también es, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social uno de los 200 municipios con pobreza extrema. En las 11 rancherías que lo integran hay crisis alimentaria y carencia de educación.
Por sexenios, el lugar no fue visitado por ningún presidente de la República. Ni Fox, ni Calderón, ni Peña inauguraron obras, o realizaron actividades públicas en esas tierras ubicadas a 80 kilómetros de Culiacán, capital de Sinaloa.
De hecho, pese a sus índices de carencia, Badiraguato no fue incluido en la Cruzada Nacional contra el Hambre, el programa estelar del sexenio pasado para combatir ese mal en México.
López Obrador ha sido el único jefe del Ejecutivo federal en viajar a Badiraguato. Primero lo visitó en febrero de 2019, y pidió no estigmatizar al municipio.
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“No se deben estigmatizar pueblos, no se puede estigmatizar Atlacomulco porque de ahí era el llamado grupo Atlacomulco. Badiraguato es un pueblo con historia, vive mucha gente que merece respeto”, dijo en una conferencia de prensa.
Un año después, López Obrador volvió a esas tierras. El mandatario acudió a conocer los avances de la construcción de la carretera Badiraguato-Guadalupe y Calvo. Ahí se registró uno de los episodios más polémicos de sus primeros dos años de gobierno: el saludo de mano a la mamá de Joaquín “El Capo” Guzmán.