El presidente Andrés Manuel López Obrador no se ha contagiado de coronavirus, una situación que ha atribuido a su respeto a la sana distancia e incluso —en broma— a sus “detentes”, pese a haber estar estado a unos metros de al menos siete secretarios y gobernadores a quienes se les confirmó la enfermedad. Uno de los primeros casos fue el del titular de la Profeco, Ricardo Sheffield, y el último, el de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Desde que llegó el coronavirus a México, López Obrador se ha rehusado a portar cubrebocas como una medida para evitar, salvo cuando viaja en avión. Incluso ha llegado a decir que su “escudo protector” es un amuleto llamado “detente”.