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#PrimerAñodeGobierno: AMLO y las políticas contra el federalismo

Crear la figura de los superdelegados estatales, la Guardia Nacional y el Insabi son tres acciones que apuntan a un debilitamiento del federalismo en el primer año de gobierno de AMLO.
jue 28 noviembre 2019 06:00 AM
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¿Cercanía o control? La relación del presidente con los gobernadores ha modificado por el poder que ejerce Morena en los congresos locales y las reglas centralistas del gobierno federal.

Al igual que sus antecesores, Andrés Manuel López Obrador ha optado por ejercer un gobierno centralista, pues para el hoy presidente de la República en el federalismo están varias de las causas de algunos problemas de México.

Primero creó la figura de superdelegados, una figura intermedia entre él y los gobernadores para que fueran los encargados de supervisar el correcto uso de los recursos federales; luego, puso en marcha la Guardia Nacional para que la federación se haga cargo de la seguridad pública, y después eliminó el Seguro Popular para crear el Insabi quitándole la rectoría de los servicios de salud a los estados.

Las tres medidas son ejemplos concretos de una política centralista implementada por López Obrador en sus primeros 12 meses de gobierno.

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Guillermo Cejudo, secretario académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), explica que el federalismo es un arreglo institucional para la distribución del poder que sirve para distinguir facultades entre los tres niveles de gobierno. Sin embargo, con la llegada de López Obrador a la Presidencia se ha visto una tendencia de centralizar atribuciones, incluso desde que era candidato, cuando anunció la eliminación de los delegados federales y propuso la creación de los “superdelegados”.

El académico explica que, para López Obrador, el federalismo es una de las causas de la corrupción.

“No es un diagnóstico equivocado. Hasta ahora, el acuerdo federal ha sido incapaz de funcionar adecuadamente para resolver los problemas públicos”.

El experto considera que la configuración política resultante de los comicios de 2018 ha permitido al presidente centralizar el poder.

"Su victoria, con más de 30 millones de votos, así como la mayoría en el Congreso de la Unión y una oposición desarticulada, le han permitido continuar con la tendencia centralista", considera.

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Cejudo identifica tres elementos que abonan a esa recentralización: seis gobernadores de Morena que tienen una relación directa de lealtad al presidente; mandatarios estatales que no son de Morena, pero tienen un Congreso con mayoría morenista, es decir, alineada al presidente de la República, y una mayoría en la legislatura federal.

Cejudo plantea que la política centralista es una continuidad de lo que han hecho por lo menos las últimas dos administraciones.

“Ya habían intentado recentralizar o imponer controles desde el centro para tratar de corregir algunos de los problemas del federalismo. Ya sea con controles a la deuda, reglas a la contabilidad y presupuesto o de plano centralizando facultades en los órganos garantes en materia de transparencia o electorales como el INE”, explica.

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En este sexenio, añade, la tendencia centralista se ha mantenido y muestra de ello son decisiones en tres rubros: educación, salud y seguridad.

“La receta que se ofrece para corregir los problemas del federalismo es imponer controles o de plano traer al centro el diseño y la operación de ciertas facultades”.

Expone que, por ejemplo, en seguridad es evidente la tendencia a centralizar en la puesta en operación de la Guardia Nacional, en educación, en la aprobación de la reforma educativa y en salud la creación del Instituto de Salud para el Bienestar.

Aunque es atractivo para un gobierno ejercer una política centralista, la responsabilidad de las fallas recaen sobre el titular de la Presidencia de la República.

Las decisiones del presidente, considera, responden a un problema real a los problemas del régimen federal, pero no los corrige.

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Pese a la tentación de los presidentes de recentralizar la política y decisiones de gobierno, Cejudo considera que México no dejará de ser federalista porque esta es una forma de organización a la que recurren los países con territorios extensos y democráticos.

“Entonces, la necesidad de construir un federalismo eficaz seguirá, en el corto plazo veremos si esta apuesta por seguir respondiendo a los problemas del federalismo con decisiones de centralización funciona”, destaca.

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