Guillermo Cejudo, secretario académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), explica que el federalismo es un arreglo institucional para la distribución del poder que sirve para distinguir facultades entre los tres niveles de gobierno. Sin embargo, con la llegada de López Obrador a la Presidencia se ha visto una tendencia de centralizar atribuciones, incluso desde que era candidato, cuando anunció la eliminación de los delegados federales y propuso la creación de los “superdelegados”.
El académico explica que, para López Obrador, el federalismo es una de las causas de la corrupción.
“No es un diagnóstico equivocado. Hasta ahora, el acuerdo federal ha sido incapaz de funcionar adecuadamente para resolver los problemas públicos”.
El experto considera que la configuración política resultante de los comicios de 2018 ha permitido al presidente centralizar el poder.
"Su victoria, con más de 30 millones de votos, así como la mayoría en el Congreso de la Unión y una oposición desarticulada, le han permitido continuar con la tendencia centralista", considera.
Te puede interesar: La centralización de la salud en México rompe con el federalismo, denuncian
Cejudo identifica tres elementos que abonan a esa recentralización: seis gobernadores de Morena que tienen una relación directa de lealtad al presidente; mandatarios estatales que no son de Morena, pero tienen un Congreso con mayoría morenista, es decir, alineada al presidente de la República, y una mayoría en la legislatura federal.
Cejudo plantea que la política centralista es una continuidad de lo que han hecho por lo menos las últimas dos administraciones.
“Ya habían intentado recentralizar o imponer controles desde el centro para tratar de corregir algunos de los problemas del federalismo. Ya sea con controles a la deuda, reglas a la contabilidad y presupuesto o de plano centralizando facultades en los órganos garantes en materia de transparencia o electorales como el INE”, explica.