De vuelo comercial a vuelo presidencial
José, un ingeniero que trabaja en la aduana de Tapachula, planeaba cambiarse a la ventanilla de su fila en el avión, como hace usualmente cuando le toca en medio, pues “ese vuelo no se llena”. Pero este jueves, para su sorpresa, el presidente López Obrador provocó que la aeronave se abarrotara.
De vuelo comercial pasó a vuelo presidencial.
“Es algo un poco emocionado venir con alguien así ,(...) no lo crees, no pensé correr con esa suerte, se podría decir”, dice José, quien antes pensaba que López Obrador iba a demorar cada vuelo que abordara.
El presidente fue de los últimos en abordar, pues previamente había dado su tradicional conferencia de prensa mañanera en un traje sobrio que cambió por una guayabera blanca con algunos bordados de colores.
“Guayaberaza, presidente”, le dijo un pasajero, y AMLO sonrío.
Antes del piropo, y con apenas unos pasos en el avión, una señora mayor le pidió una selfie y Obrador posó. Y después saludó al canciller Ebrard. "Jefe", dice Ebrard. El canciller viaja con sus brazos cruzados. Conversa con el hombre que va a su lado. Masca un chicle. También va con “guayaberaza”, pues en Tapachula el calor es de más de 30 grados y muy húmedo. El traje es para Nueva York donde un día antes presentó ante la ONU el programa para Centroamérica.
La foto del proyecto de pantalla de Ebrard es Ebrard. Le gustan las selfies, como aquella que se hizo viral cuando se la tomó rumbo a Washington con el encargo de frenar los aranceles contra México, lo cual se logró, justo con un pacto donde México se comprometió a frenar el flujo migratorio desde Centroamérica a Estados Unidos. Es el motivo por el que ahora viajan a Tapachula.
"Es un orgullo tenerlo con nosotros" dice el piloto. Al fondo aplauden.
José, el joven ingeniero, se sorprendió al ver salir al piloto de la cabina: “Nunca sale”, dice.
Obrador entra a la cabina y conversa con la tripulación, se toma su tiempo, tanto que todos los pasajeros ya han descendido y él aprovecha para pasar al baño, antes de pisar suelo chiapaneco, tierra de migrantes.
Unos migrantes que José ha visto en mayor número desde que comenzó a trabajar hace cinco meses en Chiapas, y también ir acompañados al menos por una ambulancia, muy de mañana para evitar a la migra mexicana.