Senadoras condenan el acoso a Sheinbaum
Senadoras de la República también hicieron un pronunciamiento para condenar y respaldar a la presidenta y, en conferencia de prensa, legisladoras de diversos partidos políticos subrayaron que esta agresión interpela de forma directa a la cultura política y a las estructuras sociales que aún toleran la invasión del cuerpo de las mujeres, como si se tratara de un gesto menor.
Afirmaron además que no hay autoridad ni investidura que pueda blindar a una mujer frente a la violencia simbólica y física que implica la apropiación de su cuerpo y adelantaron que en los próximos días se reunirán con las Comisiones de Igualdad en todo el país para revisar las agendas legislativas y avanzar en la prevención, atención y sanción de todas las violencias que se ejercen contra de las mujeres.
La presidenta de la Cámara de Senadores, Laura Itzel Castillo Juárez, afirmó que el delito cometido contra la mandataria “no sólo atentó contra su seguridad, integridad y dignidad”, sino que constituye un acto de abuso sexual que debe ser considerado en todo México como un delito grave.
“Este hecho debe leerse como un llamado urgente a revisar no solo las políticas públicas, sino también los comportamientos y códigos que sustentan una masculinidad que confunde cercanía con derecho y afecto con dominio”, subrayó.
La presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género, Martha Lucía Micher, también hizo un llamado a los medios de comunicación para no reproducir imágenes que vulneren o revictimicen a las mujeres y pidió respeto a la dignidad de la presidenta y de todas las víctimas de violencia.
La senadora Alejandra Arias Trevilla, de Morena, sostuvo además que la agresión a Sheinbaum trasciende lo anecdótico o lo individual y representa un desafío estructural.
“No hay autoridad ni investidura que pueda blindar a una mujer frente a la violencia simbólica y física que implica la apropiación de su cuerpo. Si esto ocurre con la jefa del Estado, también ocurre todos los días, de manera silenciosa, contra miles de mujeres”, dijo.
Amalia García Medina, de Movimiento Ciudadano, respaldó la decisión de la presidenta de analizar junto con los gobernadores la tipificación de los delitos sexuales en los estados, al señalar que algunos aún los consideran faltas menores.
“Se trata de nuestro cuerpo, de nuestra seguridad y de nuestra integridad. No podemos permitir que se minimicen estos delitos ni que se normalicen miradas lascivas o tocamientos en el espacio público”, puntualizó.
Por su parte, la senadora Mely Romero Celis, del PRI, exhortó a los gobiernos estatales a capacitar y sensibilizar a las autoridades encargadas de impartir justicia y a fortalecer las campañas de empoderamiento para que más mujeres puedan identificar y denunciar situaciones de violencia.
“Las mujeres tenemos derecho a una vida libre de violencias. Presidenta Claudia Sheinbaum: no estás sola; si te tocan a ti, nos defendemos todas”, expresó.
El excandidato presidencial Ricardo Anaya también expresó su respaldo a la mandataria federal, pero hizo hincapié en la deuda del Estado en materia de seguridad.
“Si el gobierno no puede garantizar la seguridad de la presidenta, ¿qué le espera a la inmensa mayoría de las mexicanas y los mexicanos?”, señaló.
Por su parte, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, “Alito”, calificó el hecho como “lamentable y condenable”, a la vez que pidió no desviar la atención de los problemas de seguridad y violencia que se viven en el país.
La senadora y presidenta de la Cámara de Diputados, Kenia Rabadán del PAN, también se pronunció con firmeza al expresar que "ninguna mujer debe ser violentada".
"Lo ocurrido revela la crisis de seguridad que lamentablemente se vive: feminicidios, homicidios, desaparecidos, agresiones como esta y atentados como el de Carlos Manzo no deben normalizarse”, escribió en redes sociales, donde llamó a la unidad nacional para construir la paz.
El colectivo Brujas del Mar coincidió en que el caso debe servir para mostrar que el acoso y abuso sexual en contra de las mujeres en la vía pública es algo de lo que ni la máxima autoridad en México, que es la presidenta, queda exenta.
El hecho de acoso que la presidenta vivió visibilizó la persistencia del acoso sexual, incluso en los más altos niveles del poder político, lo que feministas interpretan como un reflejo del machismo arraigado en la sociedad mexicana.