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El riesgo oculto de los plaguicidas: Más de 30,000 intoxicaciones en una década

El gobierno de México ya prohibió 35 pesticidas, pero expertos advierten que todavía se permite el uso de 171 sustancias vetadas en otros países por su alta peligrosidad.
dom 28 septiembre 2025 11:59 PM
Gobierno federal prohíbe 35 plaguicidas mientras otros altamente peligrosos siguen autorizados
Imagen ilustrativa. La exposición a plaguicidas se asocia con daños a la salud y al medio ambiente. (Foto: Uriel Sinai/Getty Images)

Desde hace años, México registra daños a la salud causados por plaguicidas. Tan solo en la última década, la Secretaría de Salud atendió 30,157 intoxicaciones por pesticidas, un promedio de ocho al día.

Pese a ello, las autoridades no implementaban nuevas medidas de protección contra estas sustancias desde 1991. Ahora, el gobierno de Claudia Sheinbaum apuesta por reforzar la regulación.

El 4 de septiembre, se publicó un decreto presidencial que prohíbe 35 plaguicidas con el propósito de proteger la salud y el medio ambiente.

Expertos reconocen la medida como un avance, pero también advierten que la lista no incluye los insecticidas más tóxicos.

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Lo anterior, luego de que la medida solo veta las moléculas antiguas, mientras mantiene el uso de 171 plaguicidas altamente peligrosos, descontinuados en otros países.

Además, algunos de los pesticidas prohibidos este año ya se habían cancelado por Cofepris desde 2016. Otras 13 sustancias ya no se podían importar desde el sexenio anterior –por otro decreto de 2019–, pero a la fecha mantenían al menos una autorización vigente.

Lo relevante del decreto actual es que la prohibición abarca desde la fabricación y producción del ingrediente activo hasta su envasado, almacenamiento, transportación, comercialización y disposición final.

Pero los especialistas advierten que se debe vigilar el cumplimiento de esa regulación y reforarzarla, o las afectaciones a la salud y al medioambiente crecerán, como las intoxicaciones por plaguicidas.

Entre 2015 y 2014 se registraron más de 2,800 casos anuales de intoxicación, en promedio. En lo que va de este año suman más de 1,600 intoxicaciones por plaguicidas, principalmente en los estados de Jalisco, Guerrero, Chiapas, Veracruz y Michoacán.

Sustancias peligrosas usadas en México

Fernando Bejarano, coordinador de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (Rapam), alerta sobre otros casos que identificó en un informe reciente sobre los 210 plaguicidas con aprobación vigente.

De estos, 39 fueron clasificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con toxicidad aguda muy alta y 45 fueron señalados como probables cancerígenos por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA).

Es el caso del herbicida paraquat, prohibido en 72 países, excepto en México. Representó el 53% de todas las importaciones de plaguicidas registradas entre 2010 y 2019, con 40,200 toneladas, según datos oficiales.

“El decreto presidencial es un muy tímido avance de cara al grave problema que representan los plaguicidas altamente peligrosos en México”, asegura.

Otro ejemplo: el decreto anula el uso del clorpirifos-metilo, una molécula fuera del mercado desde hace tiempo. No prohíbe, en cambio, el insecticida clorpirifos-etilo, a pesar de ser tan tóxico que, en mayo de este año, la Conferencia de las Partes del Convenio de Estocolmo acordó eliminarlo a nivel mundial. En México está autorizado, incluso, para el control de vectores como el dengue.

“Es un neurotóxico infantil que afecta el desarrollo neurológico, es un alterador hormonal a muy pequeñas dosis. No hay una dosis segura de exposición”, advierte el investigador.

El gobierno federal adelantó que en 2026 prohibirá un segundo grupo de pesticidas y un tercero en 2027. Espera consolidar durante el sexenio una estrategia de sustitución de las moléculas obsoletas por alternativas menos tóxicas, así como un sistema de venta controlada de pesticidas que no tienen sustituto.

El experto considera que sería más efectivo el diseño de un programa nacional sectorial para la prohibición gradual de los plaguicidas altamente peligrosos, como recomendó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) desde 2018.

También plantea un sistema de monitoreo de estas sustancias que permita conocer qué tipo de plaguicida se usa, en dónde y por cuánto tiempo; el diseño de metas de reducción y una actualización del registro de pesticidas que incluya su nivel de toxicidad.

“No se trata solo de sustituir un plaguicida por otro de menor peligrosidad, sino de establecer una estrategia nacional para la transformación agroecológica de los sistemas alimentarios”, propone.

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Impactos a la salud

El registro oficial de intoxicaciones por plaguicidas considera todos los casos que llegaron a los hospitales con efectos nocivos para la salud debido a la exposición a estos agentes químicos. Los datos sobre defunciones, en cambio, son escasos.

Investigadores de las universidades autónomas de Guerrero y Nayarit publicaron el año pasado el primer estudio sobre la tasa de mortalidad en México. Identificaron que unas 7,984 muertes atribuidas a la intoxicación aguda por plaguicidas ocurrieron entre 2000 y 2021. El 32% de los decesos se produjeron por intoxicación accidental.

“Los resultados proporcionaron evidencia epidemiológica que debe considerarse en el desarrollo de leyes nacionales para prevenir la intoxicación aguda por plaguicidas”, se lee en el estudio.

Los pesticidas son benéficos en la agricultura para el control de plagas y la alta producción de cultivos. Pero su uso irracional o la introducción de sustancias altamente tóxicas se asocian con daños agudos al sistema nervioso, respiratorio, inmunológico, endocrino y a los órganos reproductivos.

También pueden ser probables carcinógenos y propiciar mutaciones en los cromosomas, como identificó un estudio de 70 trabajadores agrícolas del ejido Las Grullas, en Ahome, Sinaloa.

Una investigación con floricultoras del Estado de México identificó otros posibles daños. Este estudio encontró que 20% de 1,149 recién nacidos del municipio de Tenancingo, en la zona florícola, presentaron malformaciones congénitas. Una proporción mayor que los bebés de Toluca, donde solo 6% tenían estas afectaciones.

Hemos podido identificar daños al ADN de manera muy puntual y ocasionada por la exposición ocupacional a plaguicidas”.
Julieta Castillo, Universidad Autónoma del Edomex.

El riesgo es alto para los jornaleros agrícolas, sobre todo a quienes trabajan sin equipos de protección, advierte la investigación. Pero también alcanza a la población expuesta a través del consumo de alimentos o agua contaminados con pesticidas, especialmente de comunidades indígenas.

“Esto no es un asunto técnico, es una emergencia de salud pública y justicia ambiental”, alerta el investigador Fernando Bejarano, de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (Rapam).

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