Por ello, hasta el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reconoció la importancia de la medida, puesta en marcha en marzo de este año para disminuir la obesidad infantil.
“Estos cambios en la normatividad están siendo un ejemplo para el resto del mundo y para la región y es un gran paso para México”, declaró Isabel Ferrer, oficial de Nutrición en Unicef México.
Aumenta oferta de alimentos sanos
El Poder del Consumidor encuestó a 900 personas a nivel nacional. Poco más de la mitad son padres, madres o cuidadores principales de alumnos de educación básica.
Según el sondeo, 84% dijo estar de acuerdo con la prohibición de la comida chatarra en las escuelas. Incluso, siete de cada 10 consideró necesario extender el veto afuera de los planteles, donde permanecen puestos o tienditas que ofrecen estos alimentos.
Con base en la percepción de los tutores entrevistados, la encuesta calcula que en el 71% de las escuelas ya no hay venta de refrescos y en el 68% se omitió la comida rápida.
Los padres y madres observan, además, un incremento en la disponibilidad de alimentos saludables, principalmente de frutas y verduras, que ahora se venden en el 73% de las escuelas.
“Empieza a haber un cambio en la oferta alimentaria a cuatro meses de la implementación de esta regulación. Empieza a haber una menor disponibilidad de productos ultraprocesados”, explicó Liliana Bahena, coordinadora de la campaña de alimentación escolar en El Poder del Consumidor.
A decir de la representante de Unicef, incrementar el acceso a alimentos sanos es fundamental para que México atienda la malnutrición: 13.9% de los menores de cinco años padece desnutrición; 36.5% de los escolares tiene obesidad o sobrepeso y 30% deficiencia de micronutrimentos.
“Se ha documentado que las niñas y niños con mala nutrición tienen mayores tasas de absentismo escolar, es decir, no asisten a la escuela como los demás y eso limita su posibilidad de aprendizaje”, advirtió.