“México conoce profundamente estos desafíos. Las heridas causadas por el crimen organizado, la corrupción, la desigualdad económica son reales”, dijo en un evento en la Nunciatura Apostólica en México.
Gallagher afirmó que el pueblo mexicano es resiliente y que la Iglesia debe trabajar junto con la sociedad civil y el Estado “no para dominar, sino para servir; no para imponer, sino para acompañar”.
El representante diplomático del Vaticano reconoció el papel de México para la promoción del diálogo y la paz en América Latina.
Aseguró que se busca promover canales de paz y cooperación, así como una cultura del encuentro que priorice la escucha, en especial de las personas desplazadas y explotadas, migrantes y familiares de desaparecidos.
“Solo entonces la política puede formularse no como un ejercicio de poder, sino como un acto de justicia
“Trabajemos juntos –gobiernos, comunidades de fe y sociedad civil– para forjar un camino digno de la dignidad humana que todos apreciamos. Recordemos que la política y la diplomacia son, en su mejor expresión, expresiones de amor por quienes servimos. Y no olvidemos que en cada niño, cada migrante, cada víctima de violencia, no encontramos una estadística, sino un hermano o una hermana”, dijo Gallagher.