Chiapas y Guerrero presentan la menor esperanza de vida, de acuerdo con el informe.
En estas dos entidades, una persona de 29 años puede esperar vivir 47 años más, mientras que en Coahuila, Baja California Sur y Nuevo León los años esperados de vida están por arriba de los 50 años adicionales.
"En México, la esperanza de vida suele ser mayor para las mujeres debido a factores diferenciados en temas biológicos, sociales, culturales, económicos, entre estos, mayor mortalidad masculina por causas violentas (accidentes y homicidios), así como por prevalencia de enfermedades crónicas asociadas a factores como el tabaquismo y el consumo de alcohol, entre otras", puntualiza.
"Incluso en Nuevo León, que los hombres registran la mayor esperanza de vida del país a los 29 años (48.2), esta sigue siendo inferior a la de las mujeres en Chiapas, el estado con la menor esperanza de vida femenina (49.3)".
En educación, señala que si bien se han ampliado los años promedio de escolaridad en todos los grupos etarios, hay rezagos en la cobertura de los niveles medio superior y superior en estados como Chiapas y Oaxaca, que presentan los niveles más bajos de escolaridad juvenil, con 9.3 y 9.7 años promedio, respectivamente.
Esto representa una brecha de casi dos años comparado con las entidades con mayores logros: Ciudad de México y Sinaloa, con 11.2 años de escolaridad promedio en ambos casos. La brecha digital y la falta de acceso a tecnologías de la información agravan estas desigualdades, limitando la inclusión educativa y laboral, observa el informe.
En el componente de ingreso, las juventudes enfrentan un panorama de precarización laboral: la informalidad, los bajos salarios y la limitada protección social dificultan su autonomía económica y restringen su participación en el desarrollo del país.
Entidades como Nuevo León y Coahuila logran niveles de informalidad de menos del 36% de las personas jóvenes, mientras que en Guerrero y Oaxaca la informalidad juvenil se encuentra por arriba del 85%.
El IDH-J muestra que las condiciones de vida de las personas jóvenes están fuertemente determinadas por el territorio, lo que se manifiesta en desigualdades estructurales que requieren intervenciones diferenciadas, adaptadas a las realidades locales.
Lorenzo Jiménez de Luis, representante del PNUD en el país, destaca que México tiene 40 millones de jóvenes, el cual es un bono demográfico importante que hay que poner en valor y por el cual hay que pelear, luchar y expresarse.
“Representan el presente de México o el futuro de su desarrollo. Si no se hacen bien las cosas lo más probable es que la mitad de esas 40 millones de personas pasen a engrosar las filas de la pobreza de este país. Por eso nos hemos animado a hacer un informe muy sólido, que está preparado con mucho rigor, llamado a mover un poco las decisiones políticas y que se orienten hacia lo que es un capital social innegable”, apuntó.